La Carta de la Amistad


Ana y Cris eran dos amigas inseparables que vivían en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Siempre se divertían juntas, pero esa tarde de otoño todo cambió.

La discusión comenzó cuando Ana quería jugar a las cartas y Cris prefería salir a caminar por el bosque. Ninguna de las dos quería ceder y la tensión fue creciendo hasta que ambas empezaron a gritarse.

"¡No entiendo por qué siempre tienes que tener la razón!"- dijo Ana con voz alta. "¡Pues yo no entiendo por qué nunca quieres hacer lo que yo quiero!"- respondió Cris enfurecida. La pelea continuó durante unos minutos más, hasta que finalmente Ana decidió irse sin despedirse de su amiga.

Mientras caminaba hacia su casa, se sentía triste y sola pensando en lo mucho que extrañaba a Cris, pero también estaba muy enojada con ella.

Los días pasaron y aunque intentaba olvidar lo ocurrido, Ana no podía dejar de sentirse mal por haber perdido a su mejor amiga. Una tarde mientras dibujaba en su cuaderno, una idea cruzó por su mente: ¿por qué no escribirle una carta a Cris? En ella podría explicarle cómo se sentía y pedirle disculpas si era necesario.

Así lo hizo. En la carta le contó sobre lo importante que era para ella su amistad y cómo deseaba poder recuperarla. Además, le pidió perdón si había sido injusta o egoísta durante la discusión.

Al día siguiente, dejó la carta en el buzón de correos del pueblo esperando ansiosa una respuesta. Y no tuvo que esperar mucho, porque apenas unas horas después recibió un mensaje de texto de Cris.

"Ana, lo siento mucho por haberte gritado y haber sido tan terca. Yo también extraño nuestra amistad y me gustaría arreglar las cosas contigo". Ana se sintió muy feliz al leer el mensaje y respondió inmediatamente: "Yo también quiero arreglar las cosas contigo.

¿Nos encontramos en el parque esta tarde?"Esa tarde, Ana y Cris se reunieron en el parque del pueblo. Al principio estaban un poco incómodas pero pronto comenzaron a hablar como siempre lo hacían.

Se disculparon mutuamente por sus errores y prometieron nunca dejar que una pelea arruinara su amistad. Desde entonces, Ana y Cris aprendieron la importancia de comunicarse bien, escuchar al otro y ceder cuando era necesario para evitar peleas innecesarias.

Su amistad se fortaleció aún más gracias a esa tarde de otoño en la que aprendieron una lección valiosa para toda la vida.

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