La carta de las palomas



Había una vez una niña llamada Evelyn que vivía en un pequeño pueblo de Argentina.

A pesar de la dificultad económica en la que se encontraba su familia, ella nunca dejaba de soñar y disfrutar de su pasión por el básquetbol. Un día, mientras Evelyn jugaba con su hermanito en el patio trasero, vio a otros niños emocionados escribiendo sus cartas a Santa Claus.

Con tristeza, se dio cuenta de que ella no tenía los materiales necesarios para hacerlo. Pero Evelyn no se rindió fácilmente; decidió buscar una solución. Evelyn recordó que había visto un viejo periódico abandonado cerca del río. Decidida, tomó a su hermanito de la mano y juntos fueron a buscarlo.

Después de un largo trayecto lleno de obstáculos, finalmente encontraron el periódico arrugado pero utilizable. Con gran esfuerzo y creatividad, Evelyn recortó las letras del periódico para formar su carta a Santa Claus.

Le explicó cómo le encantaría recibir una pelota nueva para seguir practicando básquetbol y también pidió algunos juguetes para su hermanito. Sin embargo, enviar la carta era otro desafío más grande aún. Ellos sabían que no tenían dinero para comprar estampillas ni para ir al correo.

Pero Evelyn siempre encontraba soluciones ingeniosas cuando todo parecía perdido.

Recordando las historias que escuchaba sobre palomas mensajeras en libros antiguos, tuvo una idea brillante: entrenaría a dos palomas locales para llevar su carta hasta el Polo Norte donde vive Santa Claus. Evelyn comenzó a investigar sobre cómo entrenar palomas y aprendió a cuidarlas y enseñarles comandos básicos. Después de semanas de paciencia y dedicación, las palomas estaban listas para llevar su carta.

Con mucho entusiasmo, Evelyn amarró la carta a las patitas de las palomas y les dio un beso antes de liberarlas al cielo. Las vio volar alto hasta que desaparecieron en el horizonte. Pasaron los días y la Navidad se acercaba cada vez más.

Evelyn no tenía noticias sobre si su carta había llegado a Santa Claus o no. Aunque estaba llena de esperanza, sabía que debía ser realista.

Sin embargo, en la víspera de Navidad, cuando Evelyn y su hermanito abrieron la puerta principal de su casa, quedaron maravillados al ver una gran caja envuelta con papel brillante rojo y blanco en el porche. Evelyn tomó la caja entre sus brazos mientras su hermanito saltaba emocionado a su alrededor.

Al abrirlo, encontraron una pelota nueva junto con varios juguetes para ambos. La sonrisa en el rostro de Evelyn era inmensa; su corazón se llenó de gratitud hacia aquellos que hicieron posible este milagro navideño.

Sabía que debajo del árbol también debían haber regalos para otros niños necesitados del pueblo. Desde ese día, Evelyn nunca dejó que nada le impidiera perseguir sus sueños ni ayudar a los demás.

Aprendió que incluso cuando enfrentamos dificultades financieras o limitaciones materiales, siempre hay formas creativas e ingeniosas para superar obstáculos y hacer realidad nuestros deseos. Y así, Evelyn continuó jugando al básquetbol con su nueva pelota mientras compartía su alegría con los demás niños del pueblo.

Su historia se convirtió en una inspiración para todos, recordándoles que la verdadera magia de la Navidad está en el amor, la esperanza y el espíritu de dar.

FIN.

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