La carta del Ratoncito Pérez
Ratoncito Pérez iba con mucha prisa a entregar un diente que había encontrado en su camino.
Este no era un diente cualquiera, ¡era el primer diente que Dora Thanhân había perdido! Ratoncito Pérez, conocido por ser el encargado de reagarrar los dientes de leche de los niños, siempre dejaba una carta junto a un pequeño regalo bajo la almohada. Pero esta vez, estaba tan apurado que se olvidó por completo de dejarle una nota a Dora.
Al llegar a la casa de Dora, Ratoncito Pérez buscó debajo de su almohada y encontró el huequito donde solía estar el dientecito. Sin embargo, al no ver ninguna carta ni regalo, comenzó a preocuparse.
"¡Oh no! Me he olvidado de dejarle algo especial a Dora", dijo Ratoncito Pérez mientras se llevaba las patitas a la cabeza. El ratoncito sabía lo importante que era para los niños recibir ese pequeño obsequio y leer unas palabras cariñosas en la carta.
No podía permitir que Dora se sintiera triste o decepcionada por su descuido. Decidido a remediar su error, Ratoncito Pérez decidió buscar algo especial para compensar la falta del regalo.
Se adentró en un granero cercano y encontró una hermosa pluma azul brillante. Sabía que esto podría alegrar el corazón de Dora.
Con la pluma azul en mano, Ratoncito Pérez volvió rápidamente a casa de Dora y colocó cuidadosamente la pluma debajo de su almohada, junto al huequito donde había estado el diente. Luego, se sentó en un rincón y comenzó a escribir una carta para Dora. "Querida Dora, lamento mucho haber olvidado dejarte una nota esta vez.
Pero quiero que sepas que valoro muchísimo tu dientecito y lo guardé con mucho cariño. Además, encontré esta hermosa pluma azul para ti. Espero que te guste tanto como a mí", escribió Ratoncito Pérez.
Después de terminar la carta, el ratoncito la colocó junto a la pluma debajo de la almohada de Dora y se marchó sigilosamente. Al despertar por la mañana, Dora se frotó los ojos y sonrió al descubrir la pluma azul brillante y la carta del Ratoncito Pérez debajo de su almohada.
"¡Mamá! ¡Papá! ¡El Ratoncito Pérez estuvo aquí!", exclamó emocionada. Dora leyó con alegría las palabras escritas por el ratoncito y acarició suavemente la pluma azul entre sus dedos.
Aunque no había recibido el regalo tradicional, comprendió que el Ratoncito Pérez había hecho todo lo posible por compensarlo. Desde ese día, Dora aprendió una valiosa lección sobre comprensión y empatía. Comprendió que todos cometemos errores a veces y que es importante ser comprensivos cuando alguien se equivoca.
También aprendió a apreciar los gestos sinceros de amor y cuidado más allá de los obsequios materiales. Y así fue como Ratoncito Pérez, a pesar de su prisa y olvido, logró dejar una huella especial en el corazón de Dora Thanhân.
A partir de ese día, cada vez que un niño perdía un diente, Ratoncito Pérez se aseguraba de dejarle una nota con palabras llenas de amor y cariño.
Y aunque los regalos eran bonitos, lo más importante era la conexión que se creaba entre ellos. El Ratoncito Pérez aprendió la importancia de no apresurarse tanto y tomarse el tiempo necesario para hacer las cosas bien.
Y así continuó llevando alegría a todos los niños del mundo con sus visitas nocturnas y cartas llenas de amor.
FIN.