La Carta Mágica



Era un día como cualquier otro en la casa de los Gómez. El sol brillaba y el aire tenía un olor maravilloso. El padre llegó cansado del trabajo, se sentó en el sillón de la sala, y justo en ese momento llegaron sus hijos, Lucas y Sofía.

- ¡Hola, papá! - gritaron los chicos al unísono mientras lo abrazaban.

- ¡Hola, mis pequeños! ¿Cómo les fue en la escuela? - preguntó el padre, sonriendo.

Después de un breve diálogo sobre la escuela, los niños, con el estómago rugiendo, se dirigieron a la cocina. Allí, su madre estaba ocupada limpiando y preparando la comida.

- ¡Qué rico huele todo, mamá! - exclamó Sofía.

- Gracias, hija. Hoy hay tu comida favorita: espaguetis - respondió la madre, mientras seguía limpiando.

Los niños se sentaron a la mesa, ansiosos por comer. Mientras degustaban el delicioso almuerzo, se pasaban anécdotas divertidas sobre su día.

Al terminar la comida, Lucas decidió que quería ver su programa favorito en la televisión. Sofía, emocionada, lo acompañó y ambos se instalaron en el sofá. Mientras tanto, su madre seguía con sus tareas del hogar, organizando algunas cosas en el comedor.

Esa tarde, todo parecía normal, hasta que al día siguiente, los chicos se despertaron con una curiosidad extra. En la mesa del comedor había una carta misteriosa.

- ¡Mirá, Sofía! - dijo Lucas, apuntando con los dedos a la carta escondida bajo un plato.

- ¿Qué será? - preguntó Sofía, mientras se acercaban a inspeccionarla.

La carta estaba escrita con una letra muy hermosa y decía:

`Queridos Lucas y Sofía, hoy es un día especial. Tienen que seguir el camino de las estrellas para encontrar algo mágico. ¡Abajo de su árbol favorito encontrarán una sorpresa! `

- ¡Es una aventura! - gritó Sofía emocionada.

- Claro que sí, debemos seguir las pistas - agregó Lucas, agitando la carta en el aire.

Ambos fueron corriendo al patio, donde había un enorme árbol. Al llegar, se pusieron a buscar entre las ramas y las hojas, hasta que Sofía gritó:

- ¡Encontré algo! - y sacó del suelo una pequeña caja envuelta con cintas de colores.

- ¡Abrila, abrila! - pidió Lucas, ansioso.

Sofía desató las cintas y abrió la caja con una sonrisa en su rostro. Dentro de ella había una serie de pulseras de colores brillantes.

- Mirá, son pulseras de la amistad - dijo Sofía. - ¡Son hermosas!

Al instante, los dos decidieron ponerse las pulseras.

- ¿Quién las habrá dejado? - cuestionó Lucas, observando en torno a ellos.

Justo en ese momento, apareció su madre con una sonrisa en la cara.

- ¡Sorpresa! Esa carta fue idea mía. Qu quería que tuvieran una aventura.

- ¡Qué genial, mamá! - dijeron los niños al unísono.

- Pero más allá de la aventura, espero que aprendan algo. Estas pulseras simbolizan la amistad y el trabajo en equipo. - explicó su madre.

- Nos encantan, mamá. ¡Gracias! - respondieron luciendo sus pulseras con orgullo.

Desde ese día, Lucas y Sofía no solo aprendieron la importancia de la amistad, sino también que siempre pueden contar con su familia para vivir aventuras extraordinarias. La carta mágica se convirtió en un recuerdo especial y los guiados por la curiosidad y la unión, crearon nuevas historias cada día.

Y así, en la simpática casa de los Gómez, todos los días eran un motivo para descubrir algo nuevo, porque la magia se encuentra en las pequeñas cosas, especialmente cuando estás junto a las personas que más quieres.

Juntos, los Gómez vivieron aventuras maravillosas, aprendieron sobre la amistad y la familia, convirtiendo cada día en una nueva oportunidad para ser felices.

FIN.

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