La carta perdida de los fundadores de Montevideo


Había una vez en Montevideo, una ciudad llena de historia y misterios por descubrir. En el museo más antiguo de la ciudad, se encontró una carta antiquísima que relataba cómo llegaron los primeros pobladores a ese lugar tan especial.

La carta estaba escrita por un anciano llamado Don Mateo, quien decidió contar su historia para que las generaciones futuras supieran cómo todo comenzó en Montevideo.

Según la carta, hace muchos años, un grupo de valientes exploradores decidió aventurarse hacia tierras desconocidas en busca de un lugar donde establecerse y construir un nuevo hogar. "¡Vamos compañeros! Debemos seguir adelante y encontrar nuestro destino", exclamaba el líder del grupo mientras caminaban por senderos salvajes y montañas imponentes.

Tras días de viaje, finalmente divisaron a lo lejos un hermoso río que parecía brillar bajo el sol. Al acercarse, descubrieron que sus aguas eran cristalinas y reflejaban la belleza del cielo azul.

Decidieron quedarse allí y fundar lo que hoy conocemos como Montevideo. "Este será nuestro hogar, aquí construiremos nuestras casas y labraremos la tierra para cultivar nuestros alimentos", dijo uno de los colonos con entusiasmo.

Con esfuerzo y trabajo duro, los primeros pobladores levantaron sus viviendas, sembraron campos y crearon una comunidad próspera. Se ayudaban mutuamente, compartían alegrías y tristezas, formando lazos indestructibles que perdurarían a lo largo de los años.

Poco a poco, más personas se sumaron a la nueva ciudad de Montevideo en busca de nuevas oportunidades y sueños por cumplir. Se construyeron calles empedradas, plazas llenas de vida y mercados bulliciosos donde se intercambiaban productos y sonrisas.

La carta terminaba con unas palabras llenas de sabiduría escritas por Don Mateo:"Queridos descendientes, nunca olviden el valor del trabajo en equipo, la importancia de cuidar la naturaleza y apreciar las pequeñas cosas que nos brinda la vida. Montevideo es nuestra casa común; respetémosla siempre".

Y así concluyó esta emotiva historia que enseñaba a todos los niños montevideanos sobre sus raíces y el legado dejado por aquellos primeros pobladores valientes e inspiradores.

Desde entonces, cada año se celebra con alegría el Día del Fundador en honor a aquellos visionarios que hicieron posible el nacimiento de una ciudad tan maravillosa como Montevideo.

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