La casa de chocolate
Había una vez en un pequeño pueblo, dos hermanos llamados Manu y Sofía. Un día, mientras paseaban por el bosque, se encontraron con una casa hecha completamente de chocolate. La casa era tan hermosa que los dos niños no podían creer lo que veían.
- ¡Mira, Sofía! ¡Una casa de chocolate! -exclamó Manu emocionado.
- ¡Es increíble! Nunca vi algo así -respondió Sofía maravillada.
Sin pensarlo dos veces, los hermanos se acercaron a la casa y empezaron a probar un pedacito de chocolate de las paredes. Para su sorpresa, el chocolate era delicioso, el mejor que habían probado en sus vidas. Sin embargo, en medio de su alegría, escucharon una voz dulce proveniente del interior de la casa.
- ¡Bienvenidos, niños! Soy la señora Chocolate, la dueña de esta casa -dijo la voz.
- ¡Encantados de conocerte, señora Chocolate! -respondieron Manu y Sofía al unísono.
La señora Chocolate los invitó a pasar y les contó que su mayor deseo era compartir su amor por el chocolate con el mundo entero. Sin embargo, necesitaba ayuda para preparar los dulces y chocolates que regalaría a los niños de todo el pueblo. Manu y Sofía, emocionados por la propuesta, se ofrecieron a ayudarla.
Durante días, los tres trabajaron juntos en la fábrica de chocolate, creando las golosinas más deliciosas que el pueblo jamás hubiera probado. La noticia de la casa de chocolate y los dulces maravillosos se esparció rápidamente, y todos los niños del pueblo acudían a visitar a la señora Chocolate para disfrutar de sus creaciones.
Poco a poco, la casa y la fábrica de chocolate se convirtieron en un lugar de alegría y risas para todos los niños. Manu, Sofía y la señora Chocolate estaban felices de haber llevado tanta alegría a su comunidad. Y así, la casa de chocolate se convirtió en el lugar más querido por todos, donde los sueños se volvían realidad a través del dulce sabor del chocolate.
FIN.