La casa de dulces y la bruja malvada


Había una vez dos hermanos llamados Juan y Ana que vivían en un pequeño pueblo rodeado de bosques. Un día, mientras caminaban por el bosque, se encontraron con una casa hecha completamente de dulces y golosinas.

- ¡Mira, Ana! -exclamó Juan-. ¿No es esa la casa más deliciosa que has visto? - Sí, pero algo me parece extraño -respondió Ana con cautela-.

¿No te parece raro que haya una casa así en medio del bosque? Pero Juan estaba tan emocionado por los dulces que no le prestó atención a las preocupaciones de su hermana. Se acercaron a la puerta y tocaron el timbre.

Para su sorpresa, fue recibido por una anciana amable que se presentó como la dueña de la casa. La anciana les ofreció entrar y probar todos los dulces que quisieran. Los ojos de Juan brillaron al ver tantas delicias frente a él, pero Ana seguía teniendo un mal presentimiento.

- No sé si deberíamos estar aquí -dijo ella con voz temblorosa-, quizás deberíamos irnos. Pero era demasiado tarde; la anciana había cerrado la puerta detrás de ellos y los hermanos se dieron cuenta de que estaban atrapados en la casa.

Resulta que la anciana era en realidad una bruja malvada que planeaba convertirlos en sus esclavos para siempre. Pero lo que no sabía era cuán astutos eran estos dos hermanos.

Juan y Ana trabajaron juntos para escapar de las garras dela bruja utilizando todo su ingenio e inteligencia. Descubrieron una manera de romper el hechizo y liberarse. Finalmente, lograron salir de la casa de dulces y regresar a casa sanos y salvos.

Juan se dio cuenta entonces de que su hermana siempre había sido más sabia que él, y prometió escucharla en el futuro.

La historia de los dos hermanos es un recordatorio para todos nosotros sobre la importancia de ser cautelosos ante las cosas que parecen demasiado buenas para ser verdad, y cómo trabajar juntos con inteligencia puede ayudarnos a superar cualquier obstáculo.

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