La casa de globos



Había una vez una niña llamada Toledo Viviana. Era muy creativa y siempre tenía la cabeza llena de ideas maravillosas. Un día, mientras caminaba por el parque, se encontró con Mariano, un niño que también era muy imaginativo.

Toledo Viviana llevaba consigo una bolsa llena de globos de colores brillantes. Mariano estaba fascinado por ellos y le preguntó a Toledo Viviana si podía jugar con ellos. Ella sonrió y aceptó compartir sus globos con él.

Los dos niños comenzaron a correr por el parque, lanzando los globos al aire y riendo a carcajadas mientras los veían volar alto en el cielo.

Pero de repente, un viento fuerte soplo y todos los globos se escaparon de las manos de Toledo Viviana y Mariano. Ambos niños sintieron tristeza al ver cómo los globos desaparecían en el horizonte. Sin embargo, no dejaron que eso arruinara su día. Decidieron hacer algo aún más especial juntos.

Toledo Viviana tuvo una gran idea: construir una casa para su perro Marco utilizando cajas vacías que encontraron cerca del parque. Los dos niños recolectaron todas las cajas que pudieron encontrar y comenzaron a construir la casita perfecta para Marco.

"Mariano, ¿qué te parece si hacemos un techo con estas cartulinas azules?"- dijo Toledo Viviana emocionada. "¡Sí! Y podemos usar estas cintas adhesivas para pegarlas"- respondió Mariano entusiasmado. Juntos trabajaron durante horas hasta terminar la casita para Marco.

Estaban orgullosos del resultado y sabían que su perro estaría muy feliz en su nuevo hogar. Cuando terminaron, llamaron a Marco para que viera su sorpresa.

El perro saltó de alegría al ver la casita y comenzó a explorar cada rincón de ella. Toledo Viviana y Mariano sonrieron al verlo tan contento. Sin embargo, algo inesperado ocurrió: una intensa lluvia comenzó a caer sobre el parque.

Los niños se preocuparon por la casita de Marco, pero no querían rendirse tan fácilmente. Toledo Viviana tuvo otra idea brillante: utilizar los globos que quedaban para construir un techo impermeable sobre la casita. Rápidamente, ataron los globos juntos y los colocaron encima de la casa.

"¡Mira Toledo Viviana! Parece un hermoso globo gigante"- exclamó Mariano asombrado. "Sí, es nuestro globo protector para mantener seca la casa de Marco"- respondió Toledo Viviana con una sonrisa. El globo gigante funcionó a la perfección.

Protegió la casita de Marco durante toda la tormenta y cuando finalmente cesó, el sol volvió a brillar en el parque. Toledo Viviana y Mariano aprendieron que aunque las cosas no siempre salen como uno espera, nunca hay que rendirse ni perder las esperanzas.

Siempre hay una solución creativa esperando ser descubierta. Desde ese día en adelante, Toledo Viviana y Mariano siguieron siendo grandes amigos.

Juntos continuaron creando aventuras llenas de imaginación mientras cuidaban y protegían lo que más amaban; demostrando al mundo que con ingenio y perseverancia, cualquier obstáculo se puede superar. Y así, Toledo Viviana, Mariano, Marco y su casita de globos vivieron felices para siempre.

FIN.

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