La Casa de la Mariposa y el Oso



En un bello bosque, se encontraba una casa pequeña y tranquila. Esta casa no era común, estaba construida entre los árboles y decorada con flores de todos los colores. En su interior vivía una mariposa llamada Lia, que pasaba sus días explorando el bosque y llenando su casa de alegría.

Un día, mientras Lia volaba cerca de una cascada brillante, conoció a un oso llamado Otto. Otto era un oso curioso y siempre estaba buscando aventuras.

"Hola, pequeña mariposa, ¿qué haces volando tan cerca de la cascada?" - preguntó Otto, mientras se agachaba para observar a Lia con atención.

"¡Hola! Estoy tratando de encontrar flores para mi hogar. ¿Quieres ayudarme?" - respondió Lia con una sonrisa.

Otto asintió entusiasmado. Juntos comenzaron a recolectar flores de diferentes colores alrededor de la cascada. Mientras trabajaban, Lia le contó a Otto sobre la dulce miel que había encontrado en un rincón del bosque.

"¡Me encanta la miel! ¿Dónde la encontraste?" - preguntó Otto, abriendo sus ojos con asombro.

"A la derecha de la gran roca, hay un árbol gigante donde vive una abeja. Es muy amable, y siempre comparte su miel con los amigos. ¡Vamos, te llevaré!" - dijo Lia volando hacia la roca.

Cuando llegaron al árbol gigante, la abeja, llamada Bea, estaba de buen humor y accedió a darles miel, siempre y cuando prometieran cuidar el bosque.

"Claro, ¡prometido!" - dijo Otto, saboreando la miel con una gran sonrisa.

Sin embargo, cuando regresaron a casa, vieron que la casa de Lia estaba llena de hojas secas. El viento había soplado fuerte, y había desordenado todo. Lia se angustió.

"Oh no, mi casa está un desastre. No sé cómo voy a arreglar todo esto antes de que oscurezca." - lamentó Lia.

Otto, quien era fuerte y grande, tuvo una idea.

"No te preocupes, Lia. Podemos hacerlo juntos. Tú puedes volar y levantar las hojas, y yo puedo recogerlas y llevarlas a un lugar lejos de tu hogar." - sugirió Otto.

Así, comenzaron a trabajar en equipo. Lia volaba de un lado a otro, guiando a Otto, quien con su fuerza, sacaba las hojas y las depositaba en un cesto.

Mientras trabajaban, Lia compartió con Otto más sobre la importancia de cuidar el bosque.

"Cada hoja y cada flor en este bosque es importante. Si nos unimos a cuidar de ellos, el bosque nos asegurará que siempre tengamos belleza y dulzura, como la miel." - explicó Lia.

Finalmente, después de varias horas de trabajo, su esfuerzo dio resultados. La casa de Lia volvió a brillar.

"¡Mirá, Otto! ¡Está hermosa de nuevo! Gracias por tu ayuda. Eres un gran amigo." - exclamó Lia festivamente.

De repente, un rayo de sol iluminó la casa, haciendo que las flores se vieran aún más vibrantes. Entonces, Lia tuvo otra idea.

"Otto, ¡deberíamos organizar una fiesta para celebrar nuestro trabajo y la amistad!" - propuso Lia emocionada.

Otto se iluminó.

"¡Sí! ¡Eso sería genial! Podemos invitar a todos los animales del bosque y compartir la miel. ¡Estoy seguro de que les encantará!" - respondió.

Así, comenzaron a planear la fiesta. Prepararon la miel, decoraron la casa con flores y compartieron la invitación con todos los animales del bosque.

Cuando llegó el día de la fiesta, la casa de Lia estaba llena de risas y alegría. Todos disfrutaron de la miel y la música que hacía el viento entre los árboles.

Al final del día, Lia y Otto se sentaron a observar la puesta del sol.

"Hoy aprendí algo muy importante. No se trata solo de tener una casa bonita, sino de compartir momentos y cuidar lo que tenemos." - comentó Lia, mirando el atardecer.

"Sí, y lo más valioso que tenemos son los amigos. Gracias por ser mi amiga, Lia." - dijo Otto, abrazándola con su gran pata.

Así, Lia, la mariposa, y Otto, el oso, siguieron viviendo aventuras juntos, cuidando su bosque y llenando sus días de miel y alegría.

Y siempre recordaron que lo más importante era la amistad, la naturaleza y el trabajo en equipo.

FIN.

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