La casa de las abejas



Era un día soleado en el jardín de la escuela Amancay. Dante estaba emocionado porque hoy iban a preparar dulce de manzana con sus amigos y su seño Noe. Todos estaban vestidos con delantales y sombreros de chef.

- ¡Qué divertido! - dijo Dante, mientras pelaba las manzanas. - Sí, es genial cocinar juntos - respondió su amigo Tomás. La seño Noe les explicó cómo hacer el dulce de manzana y los niños seguían cada paso con atención.

Pero, justo cuando iban a poner las manzanas en la olla, algo extraño pasó. De repente, la sala comenzó a temblar y todos los utensilios cayeron al suelo. - ¿Qué está pasando? - preguntó asustada la seño Noe.

- ¡No lo sé! - exclamó Dante mirando hacia afuera del salón donde vio una nube negra acercándose rápidamente hacia ellos. Los niños corrieron al jardín para ver qué estaba sucediendo.

La nube era un enjambre de abejas que habían perdido su colmena. Los insectos volaban en todas direcciones sin saber qué hacer. - Pobrecitas abejitas - dijo Sofía preocupada por ellas.

Fue entonces cuando Dante tuvo una idea brillante: usar las manzanas que habían pelado para crear una nueva casa para las abejas perdidas.

Con cuidado colocaron las manzanas vacías sobre una mesa y empezaron a tallar pequeños agujeros en ellas para que pudieran servir como habitaciones temporales para las abejas hasta encontrar su nuevo hogar. - ¡Miren, están entrando en las manzanas! - exclamó Tomás emocionado al ver cómo las abejas se acercaron rápidamente a su nueva casa.

Los niños estaban felices de haber ayudado a las abejas y la seño Noe les explicó lo importante que son estos insectos para el medio ambiente. Juntos aprendieron sobre la importancia de cuidar la naturaleza y todos los seres vivos que habitan en ella.

Al final del día, los niños regresaron a sus casas con una experiencia inolvidable y un dulce de manzana delicioso. Pero lo más importante fue el gran trabajo en equipo que hicieron para ayudar a las abejas perdidas.

FIN.

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