La casa de los acertijos



Era un día soleado y Bruno, un niño muy miedoso, estaba jugando a las escondidas con su mejor amiga Renata, una niña extrovertida y valiente. Mientras Bruno contaba hasta diez con la mirada cerrada, Renata buscó un lugar para esconderse.

Fue entonces cuando vio una casa muy vieja al final del callejón, cubierta de enredaderas y con ventanas oscuras que parecían mirarla.nnRenata, intrigada, decidió investigar.

Al abrir la puerta chirriante, se asomó al interior y gritó: - ¡Bruno! ¡Vení, tenés que ver esto! nnBruno, que había terminado de contar, se acercó a la casa, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. - No sé, Renata… Esa casa parece embrujada.nn- ¡Vamos, no seas miedoso! - le respondió ella entusiasmada.

- ¡Solo es una casa vieja! No puede hacernos nada.nnAl entrar, la atmósfera se volvió extraña. Apenas cruzaron el umbral, una sombra apareció ante ellos y se convirtió en una anciana de aspecto peculiar, con una nariz prominente y un sombrero puntiagudo.nn-

¡Hola, niños! - dijo la bruja, con una sonrisa traviesa. - Soy la bruja Zafira. No saldrán de mi casa hasta que resuelvan algunos acertijos.nnBruno se puso pálido.

- ¿Y qué pasa si no los resolvemos? nn- ¡No tienen de qué preocuparse! - respondió Zafira, guiñando un ojo. - Solo estarán aquí hasta que lo logren.nnRenata,

llena de confianza, se colocó al lado de Bruno y le dijo: - ¡No te preocupes! ¡Lo resolveremos juntos! nnLa bruja, sorprendida por la valentía de Renata, dijo: - Muy bien, aquí va el primer acertijo:nn"En el cielo brilla, de noche me verás, a veces soy llena, otras soy sólo un haz.

¿Quién soy?"nnBruno, reflexionando, murmuró: - Creo que sé… ¡la luna! nn- ¡Correcto! - exclamó la bruja, y la puerta se iluminó por un momento. - Ahora el segundo acertijo:

"A veces me encuentras en un libro, ncon letras impresas, yo soy el abrigo.nCuando me abres con cuidado, un mundo nuevo has hallado.n¿Qué

soy?"nnRenata sonrió y dijo rápidamente: - ¡Un cuento! nnZafira chocó sus manos emocionada. - ¡Así es! ¡Bien hecho! - Y la casa vibró de alegría.nnCon cada respuesta correcta, Bruno sentía que su miedo disminuía y su confianza empezaba a crecer. Renata lo animaba con cada acierto.nnPero

la bruja aún tenía un último acertijo.nn- Este es más complicado. Sólo aquellos que son verdaderamente aventureros lo resuelven. Escuchen bien:

"Cuando caminas, a veces me escuchas, nen el silencio total, si es que me buscas.nAunque

parezca misterioso, en tu corazón estoy, n¿qué seré, que no me ves, aunque siempre estoy?"nnBruno, en un principio quedó paralizado, pensando en lo que podría ser. Pero Renata, con una mirada de determinación, le dijo: - ¡Vamos, pensá!

No es algo tangible.

No lo podrás tocar, pero te acompaña siempre. ¿Qué será? nnBruno empezó a rememorar momentos felices, cosas que nunca se ven pero sí se sienten. Entonces, como un rayo de luz, lo entendió.nn- ¡Es la amistad! - gritó con entusiasmo.nnLa

bruja Zafira, asombrada, sonrió ampliamente. - ¡Correcto! ¡La amistad! Han demostrado tener valentía y astucia a la vez. Pueden irse, pero en su camino, nunca olviden que la confianza y la amistad son más fuertes que el miedo.nnBruno

se sintió ligero como una pluma. - ¡Lo hicimos, Renata! ¡Salimos de la casa! nn- ¡Te lo dije, no hay que tener miedo! - respondió Renata, dándole una palmadita en la espalda. - Además, ahora tenemos un nuevo cuento para contar.nnAmbos

niños salieron de la casa disfrutando de la calidez del sol, felices de haber enfrentado sus miedos y haber aprendido juntos que, a veces, la amistad se basa en apoyar a los demás y a uno mismo.

Desde ese día, Bruno se volvió un poco menos miedoso y Renata un poco más comprensiva con su amigo. Juntos, estaban listos para enfrentar cualquier aventura que la vida les presentara.

FIN.

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