La casa de los amigos



Luciana era una niña muy curiosa y le gustaba mucho leer. Desde pequeña, sus padres le compraban libros de cuentos y ella se pasaba las tardes enteras leyendo.

Un día, mientras paseaba por el parque con su mamá, vio a un grupo de niños jugando en un rincón del parque. Se acercó para ver qué estaban haciendo y se dio cuenta de que estaban construyendo una casita con ramitas y hojas secas.

- ¿Puedo jugar con ustedes? - preguntó Luciana tímidamente. - Claro que sí - respondieron los niños al unísono. Luciana se sumó al juego y rápidamente se hizo amiga de todos ellos.

Pronto descubrió que a ellos no les gustaba leer tanto como a ella, pero eso no les impidió divertirse juntos. Los días siguientes, Luciana seguía visitando el parque para jugar con sus nuevos amigos.

Pero un día, cuando llegó al lugar donde solían reunirse, encontró la casita hecha pedazos y a los niños llorando desconsolados. - ¿Qué pasó aquí? - preguntó Luciana preocupada. - Alguien destrozó nuestra casa - explicaron los niños entre sollozos. Luciana decidió entonces hacer algo para ayudarlos.

Recordando uno de sus libros favoritos sobre construcciones, propuso a los niños hacer una nueva casa más grande y resistente utilizando materiales reciclados que encontrarían por el parque. Juntos recolectaron botellas vacías, cajas de cartón y otros objetos abandonados en el parque.

Con mucha imaginación e ingenio lograron construir una hermosa casa que no sólo era más grande y resistente, sino que también tenía un jardín con plantas y flores. - ¡Es la casa más bonita del mundo! - exclamaron los niños emocionados.

Luciana se sintió muy orgullosa de haber ayudado a sus amigos y de haber demostrado que la lectura puede ser una herramienta para resolver problemas en la vida real.

Además, descubrió que aunque a veces es importante salir de su zona de confort y probar cosas nuevas, nunca debía dejar de lado lo que realmente le gustaba hacer: leer.

FIN.

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