La Casa de los Deseos



En un bosque encantado, vivían tres niños: Martín, Sofía y Juan. Ellos habitaban en una pequeña cabaña hecha de madera, rodeada de árboles frondosos y cantarinas aves.

A pesar de tener pocas comodidades materiales, los tres amigos eran felices jugando juntos y soñando despiertos. Un día soleado, mientras construían una casa de hojas para sus amigos animales del bosque, escucharon un rumor emocionante.

"¡Dicen que en lo profundo del bosque hay una casa mágica donde se cumplen todos los deseos!", exclamó Sofía con asombro. Los tres amigos intercambiaron miradas llenas de emoción y decidieron emprender la aventura hacia la misteriosa casa.

Durante el camino se encontraron con obstáculos como un río caudaloso y un puente roto, pero trabajando en equipo lograron superar cada desafío. Al llegar a la casa mágica, quedaron maravillados al verla brillar con destellos dorados bajo el sol.

Al entrar, fueron recibidos por un hada amable que les dijo: "Bienvenidos, niños valientes. Para que sus deseos se cumplan aquí dentro, primero deben demostrar su bondad completando tres tareas". La primera tarea consistía en ayudar a recolectar alimentos para las criaturas del bosque antes de la llegada del invierno.

Con esfuerzo y solidaridad lograron recolectar suficiente comida para todos. La segunda tarea era plantar un árbol especial que daría frutos mágicos capaces de sanar cualquier enfermedad.

Trabajando juntos cavaron un hoyo profundo y cuidaron la planta con amor hasta que creció fuerte y sana. Para la tercera tarea debían encontrar una llave perdida en el laberinto encantado detrás de la casa. Entre risas y juegos lograron descifrar el laberinto y hallar la llave brillante entre las flores silvestres.

Una vez completadas las tareas, el hada sonrió orgullosa y les dijo: "Han demostrado ser nobles y valientes corazones. Sus deseos serán concedidos".

Martín pidió poder volverse invisible para poder ayudar a quienes lo necesitaran sin ser visto; Sofía pidió sabiduría para aprender cosas nuevas cada día; Juan pidió fuerza para proteger a sus seres queridos.

De regreso a su cabaña en el bosque, los tres amigos sintieron cómo sus deseos se hacían realidad poco a poco gracias a su determinación y buen corazón. Aprendieron que la verdadera magia estaba en ellos mismos todo este tiempo.

Y así siguieron viviendo felices en su humilde cabaña, jugando, soñando despiertos e inspirando a todos los que conocían con su bondad y valentía infinitas.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!