La casa de los sustos
En el pueblo de Villa Espanto, había una casa abandonada que todos conocían como 'La casa de los sustos'. Se decía que estaba habitada por espíritus malignos y que quien se atreviera a entrar nunca saldría.
Los niños del pueblo solían retarse unos a otros a pasar la noche dentro de la casa, aunque ninguno se animaba a hacerlo.
Un día, llegó al pueblo una niña llamada Valentina.
Ella no creía en los fantasmas y decidió desafiar a los demás a entrar a la casa de los sustos. Los demás niños la miraron con temor, pero Valentina no se amedrentó. Decidida, se acercó a la casa y abrió la puerta con valentía.
Al entrar, se encontró con una serie de pasillos oscuros y habitaciones tenebrosas.
Valentina avanzó con determinación, sin prestar atención a los susurros y extraños ruidos que resonaban a su alrededor. De repente, una sombra se le apareció frente a ella.
Valentina alzó la cabeza y vio a un fantasma alto y lúgubre.
En lugar de asustarse, ella le sonrió y le preguntó: -¿Por qué estás aquí? -El fantasma, sorprendido por la valentía de la niña, le contó que en vida había sido un actor de teatro y que la casa había sido su hogar. Le relató que había muerto en soledad y que su espíritu se había quedado atrapado en la casa, sintiéndose muy solo y triste.
Valentina, conmovida por la historia del fantasma, le prometió ayudarlo a encontrar la paz. Juntos, recorrieron la casa en busca de respuestas. Descubrieron que el espíritu del actor estaba atrapado por un hechizo malvado lanzado por un mago oscuro que había habitado la casa.
Valentina puso en marcha un plan para deshacer el hechizo y liberar al fantasma. Para ello, necesitaron un objeto mágico que el mago había escondido en el jardín de la casa. Valentina y el fantasma se adentraron en el jardín, enfrentándose a trampas y criaturas espeluznantes.
Finalmente, encontraron el objeto mágico y lo utilizaron para romper el hechizo. El fantasma pudo al fin descansar en paz.
El pueblo de Villa Espanto nunca volvió a temer a la casa de los sustos.
Valentina se ganó el cariño y el respeto de todos, quienes ahora veían la casa como un lugar lleno de historias fascinantes.
Desde entonces, Valentina se convirtió en la heroína del pueblo, enseñando a todos que, muchas veces, detrás de lo que parece aterrador, se esconden historias que merecen ser escuchadas y comprendidas.
FIN.