La Casa de los Susurros
En un pequeño pueblo, había una casa abandonada que todos evitaban. Se decía que cada noche se oían susurros extraños que helaban la sangre. Una tarde, Lucas y su amiga Sofía decidieron investigar.
"Vamos, no hay nada de qué tener miedo", dijo Lucas, decidido.
"Pero, ¿y si esos susurros son fantasmas?", respondió Sofía con temor.
Al entrar, encontraron una habitación llena de espejos. Cada uno mostraba una versión distorsionada de ellos mismos. Los susurros se hicieron más intensos.
"¡Mirá!", gritó Sofía, señalando un espejo donde se veía una figura oscura detrás de ellos.
"No mires atrás", advirtió Lucas, pero la figura ya estaba más cerca. En un giro inesperado, los espejos comenzaron a romperse, liberando a los susurros.
De repente, todos los murmullos se convirtieron en risas infantiles.
"¿Por qué nos asustaron?", preguntó una niña asomando por un espejo.
"Buscamos compañía“, dijo la niña. Entonces, Lucas y Sofía se unieron a la diversión, descubriendo que la casa no era aterradora, sino un lugar donde los espíritus solo querían jugar.
FIN.