La Casa de Thomas, Magnolia y su Amigo Sorpresa



Una soleada mañana, Thomas y Magnolia, dos grandes amigos, decidieron que era el momento perfecto para invitar a todos sus amigos a conocer su hermosa casa. Era una casa pintada de colores vibrantes, con un jardín lleno de flores y árboles altos que daban sombra.

"¡Hola, amigos! ¡Bienvenidos a nuestra casa!" - exclamó Thomas con una gran sonrisa.

"Sí, hoy les mostraremos cada rincón. ¡Va a ser genial!" - añadió Magnolia emocionada.

Los amigos, felices, empezaron a seguir a Thomas y Magnolia por los pasillos decorados con fotos de momentos especiales.

Primero, pasaron por la cocina.

"Esta es nuestra cocina, aquí hacemos las comidas más ricas. ¡Miren la enredadera que creció en la ventana!" - dijo Magnolia.

"¡La comida siempre sabe mejor cuando se cocina con amor!" - agregó Thomas con una mirada cómplice.

Luego, llegaron al salón. Las paredes estaban pintadas de azul y amarillo, y había un gran sillón donde podían sentarse a leer libros.

"Aquí es donde hacemos las actividades creativas, como dibujar o contar historias. ¿Quieren hacer una actividad?" - preguntó Thomas.

"Podemos inventar una historia juntos, ¡sería divertidísimo!" - sugirió Magnolia.

Mientras todos se acomodaban, de repente, sonó un golpe en la puerta.

"¿Quién será?" - preguntó Thomas intrigado.

"¡Voy a abrir!" - dijo Magnolia, corriendo hacia la puerta.

Cuando abrió, ¡sorpresa! Apareció su amigo Leo, el loro colorido que siempre traía aventuras en su pico.

"¡Hola, chicos! ¡Vengo a volar un rato y a contarles algo increíble!" - dijo Leo mientras hacía un par de piruetas en el aire.

Los niños aplaudieron felices.

"¡Leo! Qué bueno que viniste. Justo estábamos a punto de hacer una actividad. ¿Quieres participar?" - le preguntó Thomas.

"¡Claro! Pero antes, les quiero contar de una aventura que viví ayer en el bosque. El tema es sobre la amistad..." - dijo Leo mientras se acomodaba en el hombro de Magnolia.

"Cuéntanos, cuéntanos..." - imploraron los chicos con gran curiosidad.

"Ayer, conocí a un pequeño zorro que estaba solo. Me dijo que cada vez que intentaba hacer amigos, los demás animales se reían de él porque tenía una cola diferente a la de los demás..." - relató Leo.

"¿Qué hiciste?" - preguntó Magnolia preocupada.

"Le dije que no importa cómo se ve uno, lo importante es el corazón y cómo tratamos a los demás. Así que decidí presentarles a muchos de mis amigos y juntos armamos una gran fiesta en el bosque. Al final, todos se volvieron amigos. ¡El zorro ahora está feliz!" - finalizó Leo con una sonrisa.

Los ojos de Thomas y Magnolia brillaban de emoción.

"¡Qué historia tan hermosa!" - exclamó Thomas.

"Sí, Leo. Tienes razón. La amistad no tiene que ver con cómo somos por fuera, sino con lo que llevamos dentro. ¿Y si hacemos algo para celebrar la amistad aquí, en casa?" - sugirió Magnolia.

Entonces, los tres amigos decidieron organizar un picnic en el jardín, invitando a todos los que habían venido a conocer la casa.

"Traigamos algo rico para compartir, y no olvidemos invitar a todos los nuevos amigos que podamos encontrar" - dijo Thomas.

"¡Sí! Haremos letreros para llamar a aquellos que posiblemente estén solos" - agregó Magnolia.

Y así, con la ayuda de Leo, Thomas y Magnolia pasaron la tarde preparando sandwiches, dulces, y decorando el jardín con flores.

Finalmente, llegaron todos sus amigos y también algunos extraños que nunca antes habían visto.

"¡Bienvenidos al picnic de la amistad! Aquí no importa cómo son, ¡sólo que tienen ganas de divertirse!" - anunció Thomas.

"¡Y hoy se celebra que todos podemos ser amigos!" - agregó Magnolia.

Todos aplaudieron, riendo y disfrutando de la comida, mientras Leo volaba de un lado a otro, contando historias y animando a los presentes.

Al final de la jornada, cuando el sol se estaba escondiendo, todos se sentaron en círculo, y juntos compartieron experiencias y risas.

"El amor y la amistad son un regalo que siempre debemos cuidar" - dijo Leo mientras los miraba con ternura.

"Y cada día, podemos encontrar nuevos amigos si nos abrimos a ellos, sin importar cómo nos veamos." - finalizó Magnolia.

Esa noche, Thomas, Magnolia y Leo entendieron que con un corazón abierto y un poco de esfuerzo, la amistad puede florecer donde menos se espera, y que todos, sin importar sus diferencias, merecemos un lugar donde ser felices.

Días después, cada vez que un nuevo amigo llegaba, Thomas y Magnolia siempre recordaban la lección de Leo, y su casa se convertía en un refugio para todos aquellos que buscaban un poco de amor y camaradería.

Y así, cada rincón de su hermosa casa quedó lleno de risas y amistad, y cada vez que alguien se acercaba a la puerta, los tres amigos siempre estaban listos para abrir su corazón una vez más.

FIN.

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