La casa del árbol maldito


Había una vez en un pequeño pueblo, una casa del árbol abandonada que se decía estaba maldita. Todos los niños del pueblo evitaban acercarse a ella, excepto por un valiente niño llamado Marcos.

Un día, desafiando a sus amigos, decidió entrar a la casa del árbol. Al subir por la escalera maltrecha, Marcos sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Al llegar al último escalón, notó que la puerta de la casa estaba entreabierta.

Con valentía, empujó la puerta y entró a la oscura habitación. Allí encontró juguetes rotos y polvo por todas partes. De repente, escuchó un susurro proveniente del rincón más oscuro de la habitación.

Con temor, se acercó y descubrió una muñeca antigua con los ojos desgastados que parecían seguirlo a donde quiera que mirara. -¿Quién eres? -preguntó Marcos, sintiendo un nudo en la garganta. La muñeca no respondió, pero sus ojos parecían brillar con una luz tenue y siniestra.

De repente, la casa del árbol comenzó a temblar y las paredes crujían. Marcos, asustado, intentó salir corriendo, pero la puerta se cerró de golpe. La muñeca empezó a reírse de manera macabra.

-Ahora serás parte de la casa del árbol maldito para siempre -dijo la muñeca con una voz escalofriante. Aterrorizado, Marcos no sabía qué hacer. De repente, todo se volvió oscuro y silencioso.

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