La Casa del Lago



A orillas de un lago misterioso se alzaba una antigua casa abandonada, cubierta por la densa niebla que parecía no disiparse nunca.

Se decía que un ser inquietante habitaba en su interior, atrayendo a personas curiosas que se aventuraban a explorarla. Una noche, dos valientes amigos, Juancito y Manu, decidieron desafiar su miedo y explorar la casa del lago.

El viento aullaba entre los árboles, los grillos creaban una ensordecedora sinfonía y la luna llena iluminaba el camino de los intrépidos amigos. Al acercarse a la casa, el ambiente se volvió cada vez más opresivo, como si estuvieran siendo observados por ojos invisibles. Al entrar, una sensación de escalofrío recorrió sus espaldas.

-¿Qué está pasando aquí? –murmuró Juancito, tratando de disimular su miedo. En ese momento, una voz susurrante resonó en la oscuridad, haciéndolos temblar de terror. -¡Salgan de aquí! –ordenó la voz, llena de furia y desesperación.

Los amigos intentaron huir, pero las puertas y ventanas se cerraron de golpe, encerrándolos en la casa. Mientras buscaban una salida, comenzaron a escuchar pasos arrastrándose en el piso de arriba, seguidos de susurros ininteligibles. El corazón les latía con fuerza, el terror los paralizaba.

De repente, una figura pálida y deforme emergió de la penumbra, con ojos brillantes que los observaban con malicia.

Sin saber cómo, lograron escapar de la casa del lago, pero desde entonces, su mente nunca pudo borrar la imagen del ser inquietante que los acechaba en la oscuridad.

FIN.

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