La Casa del Secreto


Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una casa antigua y misteriosa. Los niños del pueblo siempre se referían a ella como "la casa embrujada".

Aunque muchos decían que era solo un cuento de terror, otros aseguraban haber visto luces extrañas y escuchado ruidos inquietantes provenientes de allí. Un grupo de amigos llamados Mateo, Sofía y Valentina eran muy valientes y decidieron investigar el misterio detrás de la casa embrujada.

Se reunieron en el parque para planear su misión. -¡Chicos, estoy seguro de que algo extraño está pasando en esa casa! -dijo Mateo con entusiasmo- ¡Debemos descubrirlo! -Sí, pero debemos tener cuidado. No sabemos qué podemos encontrar allí dentro -advirtió Sofía con cautela.

Los tres amigos se acercaron lentamente a la casa. La puerta estaba entreabierta y podían ver algunas manchas rojas en el suelo. Sin pensarlo dos veces, entraron sigilosamente.

-¡Miren esto! -exclamó Valentina señalando unas huellas ensangrentadas que conducían hacia las escaleras- ¡Alguien ha dejado rastros! Decididos a resolver el misterio, siguieron las huellas hasta llegar al segundo piso. Allí encontraron una habitación oscura con la puerta cerrada. -Me da miedo abrir esa puerta...

¿y si hay algo peligroso adentro? -preguntó Sofía preocupada. -Podría ser nuestra única oportunidad para descubrir qué está ocurriendo aquí -respondió Mateo valientemente. Con mucho cuidado, abrieron la puerta. La habitación estaba llena de libros y papeles desordenados.

En el centro, había un escritorio con una carta encima. -Será mejor que leamos esto -sugirió Valentina mientras tomaba la carta y comenzaba a leer en voz alta"Queridos niños, si están leyendo esta carta es porque han llegado hasta aquí.

No teman, no hay nada sobrenatural en esta casa. Lo que ocurrió fue un terrible accidente". Los amigos se miraron confundidos. -¡Pero entonces, ¿qué pasó? ! -preguntó Mateo impaciente por saber la verdad.

La carta continuaba: "Hace muchos años, cuando esta casa era habitada por una familia feliz, hubo un incidente trágico. Uno de los miembros de la familia sufrió un accidente y se lastimó gravemente. La sangre que vieron en el suelo es del pasado".

Los niños suspiraron aliviados al saber que no había fantasmas ni maldiciones en la casa embrujada. -Aunque este lugar tenga una reputación espeluznante, podemos usarlo para algo bueno -dijo Sofía con determinación-. Podemos convertirlo en un refugio para animales abandonados.

Los tres amigos decidieron poner manos a la obra y limpiar la casa. Con el tiempo, lograron transformarla en un hogar seguro para perros y gatos sin hogar.

El pueblo entero quedó asombrado al ver cómo aquel lugar tenebroso se convirtió en un refugio lleno de vida y amor. Los niños recibieron reconocimiento por su valentía e iniciativa para ayudar a los animales.

Y así, Mateo, Sofía y Valentina demostraron que incluso en las situaciones más aterradoras, siempre hay una oportunidad para hacer algo bueno y ayudar a los demás. Desde aquel día, la casa embrujada se convirtió en un lugar de esperanza y alegría para todos los habitantes del pueblo.

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