La casa embrujada de Alejandro y Franki


Había una vez un niño llamado Alejandro quien, un día, decidió entrar a una misteriosa casa abandonada. Al adentrarse en ella, se encontró con un pequeño y curioso monstruo llamado Franki.

- ¿Qué haces en mi casa? - preguntó Franki con voz temblorosa. - Me llamo la atención porque está abandonada y quise entrar a verla - respondió Alejandro. - Me presento, me llamo Alejandro, tengo 8 años.

¿Y tú, monstruo, cuál es tu nombre? - Yo me llamo Franki - dijo el extraño ser con curiosidad. A pesar del susto inicial, Alejandro y Franki comenzaron a conversar y descubrieron que tenían muchas cosas en común.

Franki les contó a Alejandro que la gente les temía a los monstruos por su apariencia, pero que él no era malo, solo diferente. Alejandro comprendió que no debía juzgar a alguien por su aspecto y que la amistad puede encontrarse en los lugares más inesperados.

Juntos, emprendieron una aventura para descubrir los secretos de la casa embrujada y demostrar que la verdadera valentía está en el corazón.

A medida que exploraban, aprendieron a superar sus miedos y a valorar la importancia de la amistad y el respeto hacia el otro, sin importar cómo se vean por fuera. Al final, Alejandro y Franki se convirtieron en grandes amigos y descubrieron que, a veces, lo que parece aterrador a simple vista, puede esconder hermosas sorpresas en su interior.

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