La Casa Embrujada y el Amigo del Espacio



Era un día radiante de primavera. Lucía, una niña curiosa y aventurera, decidió reunir a sus dos mejores amigas, Sofía y Valentina, para explorar el misterioso bosque que se extendía detrás de sus casas. Se decía que en el centro de ese bosque había una casa embrujada, cubierta de enredaderas y sombras. Con sus mochilas llenas de provisiones y mucho entusiasmo, las tres amigas se adentraron en la espesura.

"¿Estás segura de que queremos hacer esto?" - preguntó Sofía, un poco asustada.

"¡Sí! ¡Es un lugar lleno de historia!" - respondió Lucía, sonriendo mientras lideraba el camino.

Después de caminar durante un buen rato, llegaron a un claro donde encontraban la famosa casa. Era antigua, con ventanas rotas y una puerta de madera chirriante. El viento parecía susurrar secretos en el aire.

"Me parece más espeluznante de lo que imaginé" - musitó Valentina, mirando la casa con recelo.

"¿Qué tal si entramos y vemos qué pasa?" - sugirió Lucía, llena de valentía.

Las tres amigas intercambiaron miradas nerviosas, pero la curiosidad fue más fuerte que el miedo. Abrieron la puerta y la casa resonó con un crujido. Cada paso resonaba en el suelo de madera, mientras exploraban las habitaciones llenas de polvo y telarañas.

De repente, algo brilló en un rincón oscuro de la sala. Las chicas se acercaron lentamente y encontraron una pequeña esfera de colores brillantes que flotaba en el aire.

"¡Miren eso!" - exclamó Valentina, emocionada.

"No lo toquen, podría ser peligroso" - dijo Sofía, recordando historias de películas de ciencia ficción.

Pero antes de que pudieran decidir qué hacer, la esfera se iluminó y repentinamente se transformó en una pequeña figura con grandes ojos y piel verde.

"¡Hola!" - dijo el alienígena con una voz suave. "Soy Zik y estoy perdido en este planeta."

Las chicas retrocedieron, pero la curiosidad venció el miedo.

"¿Perdido? ¿De dónde venís?" - preguntó Lucía con asombro.

"Vengo de un planeta llamado Galáxia. Mi nave se estrelló aquí, y necesito ayuda para volver a casa" - explicó Zik, haciendo pucheros con su rostro amistoso.

"Pero, ¿cómo vamos a ayudarte? No tenemos una nave espacial" - dijo Sofía, aún sin salir de su asombro.

"Podemos construir algo juntos. He visto que usan cajas y materiales aquí. ¡Podemos utilizar lo que tienen en esta casa!" - sugirió Zik, animado.

Las chicas, emocionadas por la idea de ayudar a su nuevo amigo, comenzaron a recoger objetos de la casa. Cartones viejos, maderas, y cualquier cosa que se les ocurriera. Mientras trabajaban en la construcción de la nave, Zik les contó historias de su planeta, lleno de criaturas coloridas y aventuras intergalácticas.

"¡Eso suena increíble! ¡Me encantaría visitar Galáxia!" - dijo Valentina, mientras le pasaba a Zik un trozo de tela de la casa.

Después de varias horas de trabajo en equipo, finalmente construyeron una pequeña nave improvisada. Zik los miró agradecido con sus grandes ojos brillantes.

"¡Gracias, amigas! Ahora solo necesito que todos se alejen mientras la enciendo" - dijo Zik, muy entusiasmado.

Las chicas se apartaron, esperando ansiosas. Zik activó la nave y, en un instante, ¡hizo que brillara intensamente!"¡Listo! Solo tengo que regresar a mi planeta. Pero quiero que sepan algo, nunca tengan miedo de la aventura. Ustedes pueden hacer cosas increíbles cuando trabajan juntas" - les dijo Zik mientras la nave comenzaba a elevarse en el aire.

Las chicas miraban con asombro cómo su nuevo amigo se alejaba. El alienígena agitó su mano, mientras la nave se perdía en el cielo.

"Creer en nosotros mismos y trabajar en equipo es la mejor forma de enfrentar cualquier desafío" - dijo Lucía, con una sonrisa.

"Sí, ¡fue una aventura increíble!" - exclamó Sofía, aún fascinada.

Al regresar, las tres amigas decidieron que nunca dejarían que el miedo las detuviera. E hicieron un pacto: siempre serían un equipo, listas para nuevas aventuras, por si algún día Zik regresara a visitarlas nuevamente.

Y así, el bosque dejó de ser un lugar de miedo, convirtiéndose en un bosque lleno de posibilidades e historias por descubrir. La amistad y la valentía abrieron las puertas a un mundo nuevo, y cada vez que sus corazones palpitaban de emoción al escuchar el suave susurro del viento, recordaban que en cada aventura, podían encontrar algo sorprendente, incluso amigos de otros mundos.

FIN.

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