La Casa Encantada



Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, dos amigos llamados Matías y Carmela. Eran inseparables y siempre estaban buscando aventuras emocionantes para vivir juntos.

Un día, escucharon rumores sobre una casa antigua y abandonada que estaba embrujada. Sin pensarlo dos veces, decidieron explorarla. Con valentía en sus corazones y linternas en mano, se acercaron a la misteriosa casa.

Al entrar por la puerta principal, quedaron impresionados por lo que vieron: las paredes estaban llenas de telarañas y polvo; los muebles estaban cubiertos con sábanas viejas; el aire era frío y espeluznante. "¡Guau! ¡Mira todas estas telarañas!" exclamó Carmela mientras intentaba apartarlas con su linterna.

"Sí, es como si nadie hubiera estado aquí durante años", respondió Matías con asombro. A medida que avanzaban por la casa, comenzaron a escuchar ruidos extraños: susurros lejanos, crujidos en el piso e incluso risas tenebrosas. Sus corazones empezaron a latir más rápido pero no se dejaron intimidar.

"¿Escuchaste eso?" preguntó Matías nervioso. Carmela agarró su mano firmemente y dijo: "Sí, pero estamos juntos en esto. No tengamos miedo". Decidieron seguir adelante y descubrieron una escalera oculta que conducía al sótano.

Bajaron cautelosamente las escaleras y encontraron una sala secreta llena de libros antiguos. "¡Vaya, esto es increíble!" exclamó Matías mientras hojeaba los libros. "Estoy sorprendida de que haya tantos libros aquí.

Tal vez esta casa no esté tan embrujada después de todo", dijo Carmela con una sonrisa. De repente, un libro cayó al suelo y se abrió por sí solo. Una luz brillante salió de sus páginas y llenó la habitación.

Cuando la luz desapareció, vieron a una pequeña criatura mágica parada frente a ellos. "¡Hola! Soy el guardián de esta casa y estoy aquí para proteger estos libros mágicos", dijo la criatura con entusiasmo. Matías y Carmela quedaron asombrados ante esta inesperada sorpresa.

La criatura les explicó que los libros contenían historias maravillosas y conocimientos valiosos que podían ayudar a las personas a crecer y aprender.

"Pero nadie ha entrado en esta casa en mucho tiempo, así que he estado esperando pacientemente a alguien como ustedes para compartir estas historias", continuó la criatura emocionada. Matías y Carmela se miraron el uno al otro con determinación. Estaban decididos a aprovechar esta oportunidad única para aprender cosas nuevas y compartirlo con otros niños del pueblo.

A partir de ese día, Matías y Carmela visitaban regularmente la casa embrujada para leer los libros mágicos junto al amigable guardián.

A medida que leían más historias inspiradoras, aprendieron sobre valores como la amistad, el respeto, la bondad y el trabajo en equipo. Luego compartieron lo que habían aprendido con sus amigos del colegio e incluso organizaron un club de lectura donde todos podían disfrutar de las historias mágicas.

Poco a poco, la casa embrujada se convirtió en un lugar lleno de risas y aprendizaje. Matías y Carmela demostraron que no debemos juzgar algo por su apariencia o rumores. A veces, detrás de lo desconocido, hay tesoros escondidos esperando ser descubiertos.

Y así, con su valentía y amor por la lectura, Matías y Carmela lograron convertir una casa embrujada en un lugar lleno de magia y felicidad para todos los niños del pueblo. Y así termina esta historia llena de aventuras y descubrimientos.

Recuerda siempre mantener tu mente abierta y estar dispuesto a explorar nuevos horizontes. ¡Nunca sabes qué maravillas puedes encontrar!

FIN.

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