La Casa Encantada de Noha y Camila



En un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles altos, había una casa antigua y llena de misterios. Sus paredes estaban cubiertas de hiedra y su puerta chirriaba cada vez que alguien pasaba cerca. Los habitantes del pueblo decían que esa casa estaba encantada.

Un sábado soleado, Noha y Camila, dos amigas inseparables, decidieron explorar la casa. Tenían un espíritu aventurero y siempre estaban dispuestas a descubrir cosas nuevas.

"¿Estás segura de que queremos entrar?" - preguntó Noha, un poco nerviosa.

"¡Claro! ¡Podemos ver qué secretos esconde!" - respondió Camila con una sonrisa desafiante.

Con el corazón latiendo con fuerza, empujaron la puerta. Al abrirla, un viento suave las recibió y el interior de la casa les reveló un mundo distinto. Las paredes estaban decoradas con cuadros antiguos, y había un gran espejo que reflejaba no sólo su imagen, sino también destellos de luces de colores.

"¿Viste eso?" - exclamó Noha."¡El espejo brilla!"

"Sí, vamos a acercarnos." - dijo Camila, mientras ambas se aproximaban a la superficie del espejo. De repente, el espejo comenzó a hablar.

"¡Hola, chicas! Soy el Espejo Mágico, guardian de secretos. Cada vez que alguien entra en esta casa, tiene la posibilidad de aprender algo importante. ¿Quieren hacerlo?"

Ambas amigas se miraron sorprendidas, pero con mucho entusiasmo.

"¡Sí!" - gritaron a la vez.

El espejo sonrió.

"Entonces, deben resolver un enigma. Si lo logran, compartiré un secreto que les ayudará en su vida. Aquí va: En el bosque crece algo que da sombra y también alimento, pero no es una planta ni un animal. ¿Qué es?"

Noha y Camila se pusieron a pensar intensamente. Tras unos minutos, Noha recordó algo.

"¡El árbol!" - gritó.

"Sí, es cierto. Los árboles nos dan sombra y frutas. ¡Eso tiene que ser!" - agregó Camila con emoción.

"¡Correcto!" - el espejo brilló intensamente "Pero no lo olviden, la naturaleza necesita ser cuidada. El verdadero secreto es que siempre respeten y amen el entorno que las rodea. ¡Ese es el regalo que les doy!"

Noha y Camila, emocionadas, agradecieron al espejo.

"Gracias, espejo mágico. No olvidaremos el mensaje. ¡Debemos cuidar siempre de nuestros árboles y plantas!"

"¡Adiós, chicas! Vayan y cuenten su aventura.¡Hagan del mundo un lugar mejor!"

Al salir de la casa, el viento parecía soplar con más fuerza y las hojas susurraban como si celebraran su promesa.

"¿Ves? Esta casa encantada no es tan aterradora después de todo." - dijo Noha.

"Sí, es un lugar lleno de sabiduría. Vamos a hacer un cartel sobre el cuidado del medio ambiente para que todos en el pueblo lo vean." - sugirió Camila con entusiasmo.

Y así lo hicieron. Con lápiz y papel, crearon un hermoso cartel que decía: “Cuidemos nuestros árboles, son nuestros amigos.” Pusieron el cartel en el parque del pueblo, y pronto todos empezaron a hablar sobre lo importante que es proteger la naturaleza.

A partir de aquel día, Noha y Camila no sólo se convirtieron en las mejores amigas del mundo, sino también en las defensoras de la naturaleza en su pequeño pueblo. Y aunque la casa encantada siguió siendo un misterio, en sus corazones siempre llevarían la lección que aprendieron aquel día.

Es así que, desde entonces, cada vez que pasan por el bosque, se detienen a abrazar un árbol y a observar las maravillas de la vida que los rodea.

"¡Nunca dejaremos de cuidar nuestro planeta!" - dicen al unísono.

Y así, con una sonrisa en sus rostros, continúan su aventura, recordando que la verdadera magia se encuentra en el amor y respeto por su entorno.

FIN.

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