La Casa Encantada de Paula
Un día soleado, Paula, una curiosa y valiente niña de diez años, paseaba por su barrio cuando, de repente, se topó con una antigua casa que nunca había visto antes. Sus paredes estaban cubiertas de hiedra y los árboles a su alrededor parecían susurrar secretos al viento.
"¡Qué misteriosa!" pensó Paula, decidiendo que tenía que explorarla. Con un leve empujón, la puerta crujió y se abrió, dejándola entrar.
Al instante, sintió un escalofrío, pero su curiosidad superó su miedo. Miró a su alrededor y vio un gran vestíbulo, lleno de polvo y telarañas que danzaban con la luz que entraba por las ventanas.
"¡Hola! ¿Hay alguien aquí?" - gritó Paula, pero solo escuchó el eco de su propia voz.
Mientras avanzaba, un sonido peculiar la detuvo. Venía de una habitación al fondo. Era un dulce tintineo, como un piano siendo tocado. Se acercó, intrigada.
Al abrir la puerta, se encontró con una escena sorprendente: un gato gris, de ojos brillantes como dos faroles, estaba peloteando sobre las teclas de un viejo piano.
"¡Qué gato tan talentoso!" - exclamó Paula, riendo.
El gato la miró y, en un gesto encantador, dejó de tocar y se sentó, mirándola fijamente.
"¿Te gusta la música?" - preguntó el gato, para sorpresa de Paula, que no podía creer que un gato hablara.
"¡Sí! Pero no sabía que los gatos podían tocar pianos..." - respondió, aún incrédula.
"Claro que sí. Aquí, en esta casa, las cosas son un poco diferentes. Muchos animales tienen talentos ocultos. Yo, por ejemplo, soy un gato músico. Me llamo Minueto. Necesito ayuda para resolver un pequeño misterio" - dijo el gato, inclinando su cabeza.
"¿Qué misterio?" - preguntó Paula, cada vez más emocionada.
"He escuchado pasos detrás de mí, pero cuando me doy vuelta, no hay nadie. Creo que hay un espíritu travieso que se esconde." - explicó Minueto, echando un vistazo inquieto por la sala.
"¡Déjame ayudarte!" - respondió Paula, decidida. Juntos comenzaron a buscar el origen de los pasos.
Al caminar por los pasillos, el sonido del piano seguía llenando el aire. Casi parecía que el piano estaba guiándolos hacia algo. De repente, la lámpara de un pasillo parpadeó y Paula se dio cuenta de que un brillo sutil emanaba de una obra de arte en la pared.
"Mira, Minueto!" - gritó Paula "¡Ese cuadro brilla!"
Se acercaron y vieron que la pintura representaba a un niño y su perro, jugando con un frisbee. Sin pensarlo, Paula extendió su mano y tocó el marco. En ese momento, un pequeño destello iluminó la habitación, y desde el cuadro salió una figura de luz.
"¡Hola! Soy Jazmín, la guardiana de esta casa. Durante años he sido incapaz de salir. Necesitaba a alguien de buen corazón para ayudarme a liberarme" - dijo una alegre voz.
"¿Cómo podemos ayudarte?" - preguntó Paula.
"El piano encantado me mantiene atrapada, pero al tocarlo y escuchar las notas, puedo volver a ser libre. Solo necesito que me ayuden a componer una canción alegre, para romper el hechizo" - explicó Jazmín.
Paula y Minueto se miraron con complicidad. Al instante, Paula comenzó a pensar en todos los momentos felices de su vida.
"¿Y si escribimos una canción sobre la amistad?" - sugirió.
"¡Sí! A través de la música, podemos mostrar lo que sentimos" - respondió Minueto.
Juntos se sentaron al piano y empezaron a componer. Cada nota que tocaban llenaba la sala de calidez. La música reverberaba por toda la casa e hizo que el brillo de Jazmín aumentara.
De repente, el piano resonó más fuerte, y al culminar la melodía, una luz intensa iluminó la habitación y una risa alegre llenó el aire.
"¡Lo lograron! Gracias, queridos amigos. Estoy libre, y por fin puedo volver a vivir entre los demás" - exclamó Jazmín.
La luz de su espíritu se elevó y se desvaneció en el aire mientras Paula y Minueto aplaudían. El gato, muy feliz, saltó sobre el piano.
"¡Lo hicimos, Paula! Gracias a tu valentía y creatividad todo ha vuelto a la normalidad" - dijo Minueto.
"Nunca imaginé que una simple visita a una casa desconocida podría ser tan mágica. Aprendí que la música y la amistad pueden vencer incluso los hechizos más poderosos" - reflexionó Paula, mirando alrededor con una sonrisa.
"Siempre que necesites un amigo o un compañero de música, aquí estaré" - le aseguró Minueto.
Paula salió de la casa con el corazón lleno de alegría, sabiendo que siempre habría magia en los momentos de amistad y en la música que compartimos. Nunca olvidaría aquella casa encantada, su misterioso gato, y la increíble aventura que vivió allí.
FIN.