La Casa Espejo de la Calle Olvido



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una casa antigua que estaba ubicada en la calle Olvido. Los vecinos la llamaban la Casa Espejo. Todos decían que en su interior habían cosas espeluznantes, como sombras que danzaban, risas lejanas y espejos que reflejaban a personas que no estaban allí. Sin embargo, había un niño llamado Tomás que siempre había sentido curiosidad por la casa.

Un día, decidió que era hora de descubrir qué había dentro. Con una linterna en la mano, se acercó y empujó la puerta, que chirrió como si le doliera el movimiento.

"¡Hola?" - llamó Tomás, su voz resonando en el pasillo oscuro.

No obtuvo respuesta, así que dio un paso adelante. Las paredes estaban cubiertas de polvo, y un escalofrío recorrió su espalda. Sin embargo, Tomás siguió hacia adelante, decidido a no dejar que el miedo lo detuviera. De repente, escuchó un suave susurro.

"¿Quién está ahí?" - preguntó Tomás, temblando un poco, pero lo suficientemente valiente como para no volver atrás.

La voz respondió. "Soy Clara, la guardiana de la casa. No temas, estoy aquí para mostrarte algo especial."

Tomás parpadeó, sorprendido. ¡Una voz! En la penumbra, apareció una niña con cabellos dorados que brillaban como estrellas.

"¿Tú vives aquí?" - preguntó Tomás, todavía algo desconcertado.

"Sí, pero la mayoría de la gente no puede verme. He estado esperando a alguien como tú, que no tenga miedo de descubrir la magia de este lugar" - explicó Clara. Con solo un gesto de su mano, el ambiente comenzó a cambiar.

Las sombras que antes parecían inquietantes empezaron a tomar forma. Las risas resonaban cada vez más claras y, de pronto, Tomás se encontró rodeado de un grupo de niños que sonreían y jugaban.

"¿Quiénes son ustedes?" - preguntó, sintiéndose cada vez más seguro.

"Somos amigos de Clara. Ella organiza juegos y aventuras en esta casa. ¡Queremos mostrarte lo que podemos hacer!" - respondió uno de los niños llamado Nico.

Tomás, emocionado, se unió a ellos. Jugaron a las escondidas, donde Clara podía hacer que las sombras se volvieran invisibles para esconder a sus amigos. La casa realmente estaba llena de magia.

Después de varias horas de diversión, Clara se acercó a Tomás con una expresión seria.

"Pero hay algo muy importante que debes saber. La casa sólo puede brillar y estar llena de vida si las personas están dispuestas a dejar el miedo afuera. ¿Qué significa eso para ti?"

Tomás pensó por un momento. Sabía lo que significaba lidiar con los miedos. Él había tenido miedo de lo desconocido, de lo que podría estar en la casa. Pero ahora, se sentía distinto. "Creo que significa que no debo dejar que el miedo me detenga. A veces, las cosas que parecen espeluznantes pueden ser maravillosas si las miras de cerca."

"Exactamente, Tomás. La verdadera magia sucede cuando nos atrevemos a dar el primer paso, a observar y a aprender, en lugar de alejarnos por miedo" - dijo Clara.

Con una sonrisa, Tomás se dio cuenta de que había cambiado. La casa, que al principio había parecido aterradora, ahora era un lugar de alegría y amistad.

"¡Gracias, Clara! Ahora sé que tengo que ser valiente y enfrentar mis miedos. ¡Vine aquí buscando terror y encontré magia!" - exclamó, sintiéndose listo para lo que viniera.

Desde ese día, Tomás no solo conquistó su miedo a la Casa Espejo, sino que también se volvió un valiente explorador de maravillas en su propio pueblo. Y cada vez que volvía a la casa, sabía que podía dejar su miedo afuera y disfrutar de las aventuras que le aguardaban.

Y así, la Casa Espejo dejó de ser un lugar de terror y se transformó en un símbolo de valentía y amistad.

Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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