La casa mágica del bosque
En un pequeño pueblo rodeado de árboles frondosos y montañas cubiertas de nieve, se encontraba una casa abandonada en lo más profundo del bosque.
La casa carecía de ventanas y solo tenía una puerta vieja y desgastada que crujía al abrirse. En el interior, un sillón de piedra antiguo y una lámpara colgante eran los únicos muebles que adornaban la sala principal.
Un grupo de niños curiosos había escuchado rumores sobre la misteriosa casa y decidieron explorarla en busca de aventuras. Con valentía, entraron a la casa y se sentaron alrededor del sillón de piedra, con la lámpara iluminando sus rostros expectantes. -¿Qué creen que pasó en esta casa? -preguntó Valentina, la líder del grupo.
Los niños comenzaron a inventar historias fantásticas sobre fantasmas, tesoros escondidos y brujas malvadas que habían habitado la casa en tiempos pasados. Se sumergieron en sus relatos, dejando volar su imaginación sin límites.
Mientras tanto, afuera de la casa, un par de policías patrullaban el área debido a reportes de actividades sospechosas cerca del lugar. Habían escuchado risas provenientes del interior y decidieron acercarse para investigar.
Al notar la presencia de los policías, los niños se asustaron y corrieron hacia la puerta para salir rápidamente. Los agentes los detuvieron suavemente y les preguntaron qué estaban haciendo allí. -¡Estábamos contando historias! ¡No íbamos a hacer nada malo! -explicó Lucas, el más joven del grupo.
Los policías escucharon atentamente las explicaciones de los niños y comprendieron que no tenían intenciones maliciosas. Les recordaron lo peligroso que era entrar a propiedades privadas sin permiso y les advirtieron sobre los riesgos que podían enfrentar.
Sin embargo, en ese momento recibieron una llamada por radio informándoles sobre un crimen ocurrido en otro sector del pueblo. Los oficiales debían partir rápidamente para atender esa emergencia.
Antes de irse, uno de los policías le dijo a los niños:-Chicos, siempre es importante ser honestos y respetuosos. No sabemos qué secretos puedan esconder lugares como este. Es mejor jugar seguros fuera de propiedades desconocidas. Los niños asintieron con seriedad mientras veían alejarse a los policías hacia su próxima misión.
Decidieron regresar juntos al pueblo, reflexionando sobre lo sucedido ese día. Desde entonces, aquellos pequeños aventureros aprendieron que la curiosidad puede llevarlos a lugares inesperados pero también deben tener cuidado con las decisiones que toman.
Y así continuaron viviendo nuevas experiencias juntos, manteniendo viva su imaginación pero siempre recordando las lecciones aprendidas en aquella misteriosa casa abandonada entre los árboles del bosque.
FIN.