La casa mágica del unicornio
Había una vez una hermosa casa en el bosque, rodeada de flores y árboles frondosos. En esta casa vivía un unicornio llamado Arcoíris, quien era muy amigable y siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Arcoíris se encontró con una princesa llamada Luna. Ella estaba muy triste porque su castillo había sido destruido por un dragón malvado y no tenía dónde vivir.
Arcoíris le ofreció su casa para que pudiera quedarse allí hasta encontrar otro lugar donde vivir. La princesa aceptó agradecida y juntos empezaron a arreglar la casa para que fuera más cómoda.
Mientras trabajaban, descubrieron que la casa tenía poderes mágicos gracias al sol que brillaba sobre ella todos los días. Las flores del jardín crecían más rápido y las habitaciones se llenaban de luz natural. Pero un día, una tormenta fuerte llegó al bosque y la casa empezó a temblar.
Los dos amigos se asustaron mucho pero Arcoíris recordó algo importante: si trabajaban juntos podían hacer cualquier cosa. Así que tomaron herramientas y materiales para reparar la casa antes de que colapsara completamente.
Trabajaron duro durante todo el día bajo la lluvia pero finalmente lograron salvarla. La princesa Luna se dio cuenta de lo valioso que es tener amigos como Arcoíris, quienes están ahí para ayudarnos en momentos difíciles. Y así decidió quedarse en la casa con él para siempre.
Desde ese día en adelante, Arcoíris y Luna vivieron juntos en la casa mágica rodeados de flores, sol y amor. Y siempre recordaron que trabajando juntos podían superar cualquier obstáculo que se les presentara.
"Gracias por ser mi amigo, Arcoíris", dijo la princesa Luna mientras abrazaba al unicornio. "No hay nada que agradecer, Luna. Los amigos siempre están ahí para ayudarse mutuamente", respondió Arcoíris con una sonrisa en su rostro. Y así termina esta historia llena de magia y amistad.
Una historia que nos enseña sobre el valor de trabajar en equipo y tener amigos verdaderos.
FIN.