La casa misteriosa



Había una vez una niña llamada Jazmín, a quien le encantaba ir a la escuela y aprender cosas nuevas todos los días.

Pero un día desafortunado, Jazmín perdió su tarea más importante: un proyecto de ciencias que había trabajado durante semanas. Jazmín estaba muy preocupada porque sabía que si no recuperaba su tarea, obtendría una mala calificación.

Desesperada por encontrar una solución, recordó haber oído hablar de una casa misteriosa en el vecindario donde se decía que los objetos perdidos siempre aparecían. Con valentía y determinación, Jazmín se dirigió hacia la casa misteriosa. Al llegar frente a ella, notó que era vieja y tenebrosa, pero eso no detuvo su resolución.

Con paso firme, tocó la puerta y esperó ansiosa. La puerta se abrió lentamente revelando a un anciano amable con barba blanca llamado Don Alfredo. "Hola, jovencita", dijo amigablemente.

"¿En qué puedo ayudarte?"Jazmín explicó su situación y le preguntó si podía buscar su tarea perdida dentro de la casa misteriosa. Don Alfredo asintió con una sonrisa comprensiva y la invitó a entrar. Dentro de la casa había pasillos oscuros y habitaciones llenas de antigüedades intrigantes.

Don Alfredo guió a Jazmín hasta una sala llena de estanterías repletas de libros polvorientos. "Creo que tu tarea puede estar aquí", dijo Don Alfredo mientras buscaba entre los libros uno con el nombre de Jazmín en la portada.

Y, para sorpresa de ambos, ¡allí estaba! Jazmín estaba emocionada y agradecida. Se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección: nunca rendirse y siempre pedir ayuda cuando se necesitaba.

Don Alfredo le recordó a Jazmín que siempre es importante cuidar nuestras pertenencias y ser responsables con nuestras tareas. También le enseñó que los errores son oportunidades para aprender y crecer. Después de despedirse de Don Alfredo, Jazmín regresó a casa con su tarea recuperada.

Cuando llegó a la escuela al día siguiente, su maestra se sorprendió gratamente al verla llegar con el proyecto completo. "¡Felicitaciones, Jazmín!", exclamó la maestra. "Has demostrado determinación y perseverancia al encontrar tu tarea perdida".

Todos los compañeros de clase aplaudieron en reconocimiento del esfuerzo de Jazmín. Desde ese día en adelante, Jazmín se aseguró de mantener sus cosas organizadas y nunca más perdió una tarea importante. Además, ayudaba a otros compañeros cuando necesitaban apoyo.

La historia de Jazmín sirvió como inspiración para todos en la escuela. Aprendieron que no importa qué obstáculos enfrenten en la vida, siempre hay una solución si uno tiene fe en sí mismo y busca ayuda cuando lo necesita.

Y así, gracias a su valentía y determinación para enfrentar el desafío de recuperar su tarea perdida en la casa misteriosa, Jazmín demostró que cualquier problema puede ser superado si nos esforzamos lo suficiente y nunca dejamos de aprender.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!