La casa segura y divertida
Había una vez en un barrio muy tranquilo de Buenos Aires, una familia conformada por mamá, papá y dos hermanitos llamados Juanito y Sofía.
Los niños eran muy inquietos y les encantaba jugar en todos los rincones de la casa. Un día, mientras jugaban a las escondidas, Juanito tropezó con una alfombra suelta y se cayó al suelo golpeándose la rodilla.
Afortunadamente, no fue nada grave, pero mamá se preocupó mucho y decidió que era hora de enseñarles a sus hijos sobre la prevención de riesgos en el hogar. Mamá reunió a toda la familia en el living y les explicó lo importante que era mantener el hogar seguro para evitar accidentes.
Les dijo que debían prestar atención a pequeños detalles como reagarrar los juguetes del piso, cerrar bien las puertas y ventanas, no correr dentro de casa y tener cuidado con objetos afilados o calientes.
"¡Pero mamá, eso es aburrido! Queremos seguir jugando", protestaron Juanito y Sofía. "Sé que puede parecer aburrido, pero es fundamental para protegerse. Además, podemos hacerlo divertido", respondió mamá con una sonrisa.
Entonces mamá propuso un juego: cada semana elegirían un área de la casa para inspeccionar en busca de posibles riesgos. Ellos debían buscar juntos qué cosas podrían causar algún accidente y luego pensar en cómo solucionarlo. La primera semana decidieron revisar la cocina.
Descubrieron que los cuchillos estaban al alcance de los niños, las ollas calientes sin protección y algunos cables sueltos cerca del fregadero. Entre todos encontraron soluciones como guardar los cuchillos en un lugar seguro, usar agarraderas para manipular las ollas calientes y asegurar los cables lejos del agua.
Las siguientes semanas siguieron inspeccionando otras áreas de la casa: el baño, el patio trasero e incluso el garaje donde guardaban bicicletas. Cada vez encontraban nuevos riesgos potenciales pero también aprendían cómo prevenirlos.
Con el tiempo, Juanito y Sofía interiorizaron todas estas medidas preventivas y se acostumbraron a vivir en un ambiente más seguro. Ya no veían las recomendaciones de mamá como algo aburrido sino como parte natural de su rutina diaria.
Un día mientras jugaban nuevamente a las escondidas en casa, esta vez no hubo ningún tropiezo ni caída gracias a todas las medidas tomadas anteriormente.
Mamá observaba orgullosa cómo sus hijos habían aprendido sobre prevención de riesgos en el hogar y cómo juntos habían convertido esa enseñanza en algo divertido e interactivo. Desde entonces, Juanito y Sofía se convirtieron en expertos guardianes del hogar familiar ¡y podían jugar tranquilos sabiendo que estaban seguros!
FIN.