La casita de Sofía
Sofía era una niña de cuatro años a la que le encantaba jugar a la casita. Todos los días, corría a su habitación, sacaba todas las mantas y almohadas que podía encontrar y construía su pequeña casita.
Un día, mientras jugaba, su mamá le dijo que tenía que ir a la tienda a comprar algunas cosas. Sofía decidió que quería ayudar, así que se puso su delantal de cocina y agarró su pequeña alcancía llena de monedas. -Mamá, déjame ayudarte a comprar las cosas para la casita. ¡Yo tengo muchas moneditas en mi alcancía! -exclamó Sofía con entusiasmo. Su mamá sonrió y aceptó la ayuda de su pequeña hija. Juntas, caminaron hasta la tienda, donde Sofía ayudó a elegir las frutas y verduras más frescas. Después de pagar en caja, Sofía se sintió muy orgullosa de haber contribuido con algo tan importante.
Mientras jugaban en la casita, el cielo se nubló y comenzó a llover. Sofía se preocupó por los pajaritos y otros animalitos afuera. –Mami, tenemos que invitar a los pajaritos y a los conejitos a nuestra casita para que se resguarden de la lluvia. ¡Ellos también merecen estar calentitos y secos! Su mamá sonrió ante la bondad de su hija y juntas colocaron un poco de comida y agua bajo el alero, donde los animalitos podrían encontrar refugio.
A medida que pasaba el tiempo, Sofía aprendió muchas cosas nuevas mientras jugaba a la casita. Aprendió sobre la importancia de ayudar a los demás, sobre la responsabilidad de cuidar a los animales y sobre el valor de la solidaridad. Su mamá se sentía muy orgullosa de su hija, quien demostraba ser una niña sabia y compasiva. Desde ese día, Sofía siguió jugando a la casita, pero con un corazón lleno de compasión y amor hacia el prójimo.
FIN.