La casita en el árbol de Tomás y Lola



Había una vez un niño llamado Tomás, que tenía novia llamada Martina. Sin embargo, Tomás sentía algo especial por la hermana de su amigo Facundo, llamada Lola.

A pesar de que su mamá y Martina le habían prohibido acercarse a Lola, Tomás no podía evitar sentirse atraído por ella. Un día, Lola le confesó a Tomás que también sentía lo mismo por él y aceptó ser su amante en secreto.

Todas las noches se veían escondidos en el parque para hablar y reír juntos. Se sentían felices compartiendo momentos a solas, pero sabían que debían mantener su romance en secreto. Sin embargo, un día fueron descubiertos por la mamá de Tomás y Martina.

Ambas se enfurecieron al enterarse del romance entre Tomás y Lola. Lo prohibieron verse más y les advirtieron sobre las consecuencias de desobedecer. Tomás y Lola estaban tristes al no poder estar juntos como antes.

Pero en lugar de rendirse, decidieron buscar una solución creativa para poder seguir viéndose sin desafiar las reglas impuestas. "Lola, ¿qué te parece si encontramos un lugar donde podamos reunirnos sin que nos descubran?", sugirió Tomás con entusiasmo.

"¡Sí! Podríamos construir una casita en el árbol del parque donde nadie pueda encontrarnos", respondió emocionada Lola. Así fue como Tomás y Lola pasaron días construyendo su refugio secreto en lo alto del árbol más grande del parque.

Con ramas y hojas crearon un espacio acogedor donde podían reunirse sin temor a ser descubiertos. Cada noche se escapaban sigilosamente hacia su casita en el árbol para compartir risas, sueños e historias juntos.

Se sentían libres y felices de poder disfrutar de su amor en ese lugar tan especial que habían creado con tanto esfuerzo. Con el tiempo, la mamá de Tomás y Martina notaron un cambio en la actitud de los dos jóvenes.

Aunque seguían sin aprobar la relación entre ellos, no podían ignorar la determinación y creatividad demostradas por Tomás y Lola para estar juntos.

Finalmente, después de muchas conversaciones honestas y reflexiones profundas, las madres decidieron permitir que Tomás y Lola mantuvieran su amistad bajo supervisión mientras crecían con responsabilidad. Tomás aprendió que el amor verdadero valía la pena luchar por él, pero también comprendió la importancia de respetar las normas establecidas por sus mayores.

Y junto a Lola descubrió que juntos podían superar cualquier obstáculo si trabajaban en equipo con paciencia y creatividad.

Y así fue como Tomás y Lola vivieron felices construyendo sueños en su casita del árbol mientras aprendían valiosas lecciones sobre el amor, la amistad y la importancia de encontrar soluciones positivas ante los desafíos que enfrentaban.

FIN.

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