La catapulta lunar


Había una vez en el desierto de Argentina, un grupo de animales que vivían juntos en armonía. Había un zorro astuto llamado Tito, una tortuga sabia llamada Petra y un búho nocturno llamado Héctor.

Un día, mientras los tres amigos caminaban por el desierto, se dieron cuenta de que la luna había caído del cielo y estaba justo frente a ellos. Estaban asombrados porque nunca habían visto algo así antes.

"¿Qué hacemos ahora?" preguntó Petra con preocupación. "No lo sé", respondió Tito con incertidumbre. "Pero tal vez deberíamos ayudar a la luna a regresar al cielo".

Héctor, quien era conocido por su inteligencia y astucia, sugirió: "Podríamos construir una catapulta para lanzarla hacia arriba". Los tres amigos trabajaron juntos para crear la catapulta más grande jamás vista en el desierto. Finalmente, después de muchas horas de trabajo duro y sudoroso bajo el sol ardiente del mediodía, lograron lanzar la luna hacia arriba.

Pero justo cuando pensaban que todo había terminado y la luna estaba segura en su lugar en el cielo nocturno, una gran tormenta comenzó a azotar el desierto.

Los vientos fuertes soplaron arena por todas partes y los rayos iluminaron el oscuro cielo nocturno. "¡Oh no! ¡La tormenta es peligrosa!" exclamó Petra con miedo. Tito rápidamente sugirió: "Deberíamos proteger a la luna de la tormenta. Podríamos construir un refugio para mantenerla segura".

Juntos, los tres amigos trabajaron arduamente para construir un pequeño refugio alrededor de la luna. La tormenta seguía azotando el desierto y la lluvia comenzó a caer en grandes gotas.

Finalmente, después de muchas horas de trabajo duro y sudoroso bajo la lluvia torrencial, lograron proteger a la luna del peligroso clima. "¡Lo hicimos!" exclamó Héctor emocionado. "Sí, lo hicimos", dijo Petra con una sonrisa en su rostro. "Somos un gran equipo", concluyó Tito con orgullo.

Desde ese día en adelante, los tres amigos se dieron cuenta de que juntos podían enfrentar cualquier desafío que les presentara la vida.

Y cada vez que miraban hacia el cielo nocturno y veían a la luna brillando en lo alto, recordaban su aventura épica y se sentían felices por haber ayudado a salvarla.

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