La cebra que enseñó a la selva a valorar las diferencias


Había una vez en la selva un grupo de animales que vivían juntos en armonía. Había leones, tigres, elefantes, jirafas y muchos más. Cada uno tenía habilidades únicas que los hacían especiales y se respetaban mutuamente.

Un día, llegó un nuevo animal a la selva. Era una cebra llamada Zuri. Los otros animales nunca habían visto una cebra antes y algunos comenzaron a burlarse de ella por su apariencia diferente.

- ¡Miren esa extraña criatura con rayas! -dijo el león más fuerte del grupo-. No pertenece aquí. Zuri se sintió triste y sola al escuchar esas palabras. Pero luego conoció a dos amigos muy especiales: un mono llamado Tito y una tortuga llamada Lola.

- Hola Zuri, bienvenida a nuestra selva -dijo Tito sonriendo-. ¿Quieres jugar con nosotros? Zuri estaba emocionada de tener nuevos amigos y aceptó encantada la invitación.

A pesar de ser diferentes, los tres animales descubrieron que tenían mucho en común y disfrutaban pasar tiempo juntos. Sin embargo, no todos los animales estaban contentos con esta nueva amistad. Algunos seguían burlándose de Zuri e incluso intentaron alejarla de sus amigos.

- ¿Qué hace esa zebrilla jugando con ustedes? -preguntó despectivamente el elefante más grande del grupo-. Debería estar sola como siempre lo ha estado. Tito y Lola defendieron a su amiga zebra ante las críticas injustas.

Les explicaron que todos merecemos ser tratados con respeto y amabilidad, independientemente de nuestra apariencia o habilidades. Con el tiempo, otros animales comenzaron a darse cuenta de lo divertido que era jugar con Zuri y se unieron a su grupo de amigos.

La cebra se sintió más aceptada y feliz que nunca antes en la selva. - Gracias por ser mis amigos, chicos -dijo Zuri emocionada-. Me han enseñado que la verdadera belleza está en nuestro interior y no en nuestra apariencia exterior.

Desde ese día, los animales aprendieron a valorar las diferencias entre ellos y se convirtieron en una comunidad más unida. Aprendieron que todos merecemos ser tratados con amistad e igualdad sin importar nuestras diferencias externas.

Y así vivieron felices para siempre, disfrutando de la diversidad que los hacía únicos pero al mismo tiempo iguales ante los ojos del amor y la amistad.

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