La cebra sin rayas


En una pradera africana, vivía una cebra llamada Estrella, que se sentía diferente de las demás. Mientras todas las cebras lucían hermosas rayas negras y blancas, ella no tenía ninguna.

Estrella se escondía entre los árboles y evitaba a las demás cebras por miedo a ser rechazada. Un día, conoció a Rayas, una cebra malvada que se burlaba de ella.

-¿Por qué estás aquí si no tienes rayas como nosotros? No perteneces a este lugar, eres diferente y no te queremos aquí –decía Rayas con desdén. Estrella se sentía cada vez más triste y sola. Las palabras hirientes de Rayas la atormentaban día y noche, y comenzó a creer que no era igual a las demás.

Un viejo león sabio llamado Simba observó la tristeza de Estrella y decidió ayudarla. -Estrella, no escuches las palabras crueles de Rayas. Tú eres una cebra hermosa y única, es lo que te hace especial.

Las rayas no definen quién eres, tu valentía y bondad sí lo hacen –dijo Simba con amor. Estrella se sorprendió al escuchar las palabras del león y comenzó a sentirse mejor consigo misma. Decidió enfrentarse a Rayas y demostrar que su falta de rayas no la hacía menos cebra.

Al día siguiente, mientras todas las cebras se congregaban en la pradera, Estrella caminó hacia el centro. -Rayas, ya no me importa lo que pienses de mí.

Soy una cebra única y especial, y no necesito rayas para demostrarlo –declaró con valentía. Las demás cebras quedaron en silencio, observando a Estrella con admiración. Simba se acercó a ella y le entregó un hermoso collar con brillantes piedras negras y blancas.

-Estrella, este collar representa tu singularidad y la belleza que emanas. Eres única, pero eso no te hace menos cebra. Estrella sonrió, sabiendo que finalmente había encontrado su lugar en la manada, aceptada por su verdadera esencia.

Desde ese día, Estrella ya no se escondía entre los árboles, sino que brillaba con su propia luz, demostrando que ser diferente es lo que la hacía especial.

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