La Cebra Sin Voz



En una hermosa selva, llena de colores y sonidos, vivían muchos animales que podían hablar entre ellos. El tigre Malpin rugía con fuerza para mostrar su valentía, la suricata Loli siempre tenía algo divertido que contar y el conejo Lilo organizaba carreras emocionantes. Todos los pequeños animales los seguían, llenos de alegría y risas, repitiendo las palabras y los gestos de sus papás.

Pero en esta selva había una cebra llamada Miel que no podía hablar. A pesar de eso, Miel era muy tierna y cariñosa con su hija Cassie. Cada vez que Cassie se sentía triste o asustada, Miel la abrazaba fuertemente. Aunque no decía una palabra, su abrazo era tan cálido que Cassie siempre se sentía mejor.

Un día, la selva organizó un gran concurso de talentos. Todos los animales estaban emocionados por mostrar sus habilidades. El tigre Malpin ya había preparado un acto espectacular para demostrar su fuerza, la suricata Loli haría acrobacias y el conejo Lilo planeaba una carrera veloz. Todos los pequeños animales estaban ansiosos por ver a sus padres en acción y, por supuesto, querían ser parte del espectáculo.

Cassie miraba a todos sus amigos y se sentía un poco triste. "¿Por qué no puedo presentar un acto si mi mamá no puede hablar?"-, le dijo a su amigo el pato Pipo, que siempre la animaba.

"No importa que no tenga voz, Cassie. Tu mamá te quiere de una manera muy especial. Tal vez hay algo que ustedes puedan hacer juntas que no necesite palabras", respondió Pipo sabiamente.

Llenándose de valentía, Cassie decidió que quería hacer algo diferente con su mamá. Entonces, idearon un plan. Los días pasaron y Miel la ayudaba a practicar. Juntas, crearon una hermosa danza. La mamá y la hija se movían al ritmo de la brisa, con movimientos armoniosos y fluidos, expresando su amor a través de cada paso.

Finalmente llegó el día del concurso y todos los animales estaban listos. Cassie se puso un lazo colorido y llamó a su mamá. "¡Mamá, es hora de brillar!"-, gritó emocionada, aunque sabía que Miel no podía responder con palabras. Pero su mirada brillante lo decía todo.

Cuando llegó el turno de Cassie y Miel, los animales se hicieron silencio. Cassie comenzó a bailar y Miel la siguió. Juntas movían sus cuerpos en una danza encantadora que hablaba de ternura, amor y conexión. Todos quedaron maravillados.

"¡Eso es impresionante!"-, exclamó el tigre Malpin. "Nunca había visto un acto tan hermoso sin palabras", añadió Loli con entusiasmo.

La audiencia empezó a aplaudir con fuerza, y Miel sonrió, sintiendo el amor que la rodeaba. Cuando terminaron, Cassie corrió y abrazó a su mamá.

"Gracias, mamá. Eres la mejor. Aunque no digas palabras, sé que me amas con todo tu corazón"-, dijo Cassie, dejando escapar algunas lágrimas de felicidad.

Miel acarició suavemente el pelaje de su hija, demostrándole cuánto la quería. En ese momento, Cassie comprendió que el amor no siempre necesita palabras y que la conexión con su mamá era algo único e irrepetible.

Desde aquel día, Miel y Cassie se volvieron el dúo inseparable de la selva, creando una nueva tradición de danza llena de amor. Ahora todos entendían que cada uno tiene su forma especial de demostrar cariño, y a veces, lo más poderoso es aquello que se siente en el corazón. Con risas, abrazos y bailes, Miel y Cassie mostraron que el amor verdadero trasciende cualquier barrera, incluso la de la voz.

FIN.

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