La cena improvisada


Había una vez una pequeña niña llamada Sofía que vivía en un barrio muy tranquilo de Buenos Aires. Ella amaba pasar tiempo con su abuela Sara, quien tenía una gata llamada Macri y un esposo apodado el Pela.

Un día, mientras paseaban por el parque, Sofía le contó a su abuela que ella y sus amigos habían pecado comiendo muchos dulces y golosinas.

"No te preocupes mi amor", dijo la abuela Sara con una sonrisa, "yo les cocinaré algo delicioso para que se sientan mejor". Después de regresar a casa, la abuela comenzó a preparar la comida mientras Sofía jugaba con Macri.

Pero cuando todo estaba listo para comer, ocurrió algo inesperado: ¡la gata Macri se subió a la mesa y empezó a comer todo lo que había preparado!"¡Oh no!" exclamó la abuela Sara sorprendida. "Macri ha arruinado nuestra cena".

Pero en lugar de enfadarse o culpar a alguien más por lo sucedido, decidió hacer algo diferente. "Vamos a improvisar", dijo la abuela Sara con determinación. Y así fue como juntos cocinaron otra comida usando ingredientes diferentes pero igualmente deliciosos.

Mientras comían juntos, el Pela comentó: "Esto es mucho mejor que cualquier cosa que hubiéramos planeado originalmente". Y todos estuvieron de acuerdo. Sofía aprendió una gran lección ese día sobre cómo adaptarse ante situaciones imprevistas y cómo trabajar en equipo para encontrar soluciones creativas.

Desde entonces, cada vez que Sofía cometía algún error o las cosas no salían como se esperaba, recordaba la historia de su abuela Sara y Macri. Y así se convirtió en una niña más feliz y segura de sí misma.

Y aunque nunca volvieron a pecar comiendo demasiados dulces, siempre supieron que podían contar con la sabiduría y el amor incondicional de su abuela Sara.

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