La Cenicienta Criolla



Había una vez en un pueblito argentino una joven llamada Cenicienta. Vivía con su madrastra y sus hermanastras, quienes la trataban mal y la hacían trabajar sin descanso.

Un día, se enteró de que habría un baile en el pueblo, al que asistiría el apuesto príncipe Mateo. Cenicienta soñaba con asistir, pero su madrastra y hermanastras le prohibieron ir.

-Vos, Cenicienta, ni te ilusiones con ir al baile, no tenés ropa ni zapatos decentes para presentarte ante el príncipe -le decían. A pesar de la tristeza, Cenicienta decidió ir al baile con la ayuda de sus amigos animales del pueblo.

Con la sabiduría de la vecina hada madrina, lograron transformar un vestido sencillo en uno deslumbrante y unas simples zapatillas en unos elegantes zapatos. Al llegar al baile, el príncipe Mateo quedó encantado con Cenicienta, quien deslumbraba con su belleza interior y su personalidad encantadora. Bailaron toda la noche y se enamoraron.

Sin embargo, a la medianoche, Cenicienta tuvo que huir antes de que su vestido y zapatos mágicos se desvanecieran. El príncipe, decidido a encontrar a la misteriosa joven, recorrió el pueblo dejando un zapato de cristal en cada casa.

Al llegar a la casa de Cenicienta, las hermanastras intentaron en vano calzar el zapato, pero era imposible. Finalmente, llegó el turno de Cenicienta, quien calzó perfectamente el zapato, revelando su verdadera identidad. El príncipe Mateo, emocionado, se arrodilló y le pidió que se casara con él.

Cenicienta, con lágrimas de felicidad, aceptó y juntos vivieron felices para siempre.

FIN.

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