La Charla de los Libros



En un rincón del estante de una biblioteca, dos libros se encontraban en una intensa conversación. A la izquierda, había un libro de papel con un lomo desgastado y páginas amarillentas. Su nombre era Don Páginas. A la derecha, estaba el libro digital, brillante y moderno, llamado Byte.

- ¡Hola, Byte! - saludó Don Páginas, con una voz suave y cálida. - ¿Cómo va la vida en la nube?

- ¡Hola, Don Páginas! - respondió Byte con entusiasmo. - ¡Es genial! Puedo llevar miles de historias a donde quiera que vaya. La gente puede leerme en cualquier pantalla, en cualquier lugar. ¿No es increíble?

- Claro que sí - asintió Don Páginas -. Pero yo también tengo mi encanto. El crujido de mis páginas al pasar, el olor a papel… eso es algo que no se puede replicar.

- Lo sé, lo sé - dijo Byte con una sonrisa virtual -. Pero la tecnología ha cambiado tanto. La gente puede ajustar el brillo, aumentar el tamaño de la letra y hasta buscar palabras en un instante. ¡Es como tener un asistente personal para la lectura!

Don Páginas se quedó pensativo. - Es cierto. La tecnología puede hacer que leer sea más accesible para muchos, y eso es valioso. Pero, ¿te parece que eso les quita la magia a las historias?

Byte dio un pequeño salto. - ¡Para nada! Lo que se necesita es saber apreciar lo que cada uno ofrece. Hay quienes aman escribir notas al margen en mí, y otros que prefieren guardar sus pensamientos en un texto digital. ¡Ambos son válidos!

Don Páginas miró por la ventana de la biblioteca, donde unas criaturas, luciérnagas y mariposas, empezaban a bailar al atardecer. - Tal vez la clave sea encontrar un equilibrio, ¿no crees? - dijo.

- Exactamente - respondió Byte, emocionado. - Imagina que los chicos que usan tabletas también descubren el placer de acariciar páginas de papel. ¡Ambos mundos pueden coexistir! - sugirió.

Don Páginas se enderezó. - Eso suena maravilloso. Pero, a veces me preocupa que mis amigos, otros libros de papel, se sientan olvidados.

Byte comprendió. - Es algo natural, pero puedo asegurarte que la lectura nunca pasará de moda. La historia se sigue contando. Cada formato tiene su momento especial. ¡Mira! ¡Los niños están empezando a subir sus historias a la nube, combinando dibujos con escritura!

Afuera, escucharon las risas de unos chicos que venían corriendo hacia la biblioteca, y ambos libros se emocionaron. Momentos después, dos pequeños comenzaron a discutir.

- ¡Yo quiero leer el libro de papel! - exclamó uno.

- ¡No! ¡Yo quiero leer en la tablet! - respondió el otro.

Byte y Don Páginas se miraron y decidieron intervenir.

- ¡Hola, chicos! - dijo Don Páginas. - ¿Por qué no prueban un poco de cada uno? Yo tengo una historia hermosa que contarles.

- Y yo puedo mostrarles un libro interactivo - agregó Byte con entusiasmo. - ¡Pueden explorar mundos y aprender a través de juegos!

Los niños se miraron, pensativos.

- ¿Y si hacemos una lectura al aire libre con Don Páginas y luego jugamos un rato con Byte? - sugirió uno de ellos.

- ¡Sí! - gritaron al unísono.

Así fue como, en un hermoso atardecer, los niños se sumergieron en las páginas de un relato clásico. Rieron, imaginaron otras realidades, y luego compartieron una aventura digital con Byte. Esa tarde, ambos libros adquirieron un nuevo significado. Descubrieron que no eran competidores, sino aliados en la misión de hacer valer la lectura.

Con el tiempo, Don Páginas y Byte pasaron a ser los mejores amigos. Juntos enseñaron a los nuevos lectores que la historia se contaba de múltiples formas y que cada una tenía su propia magia e importancia. Desde aquel día, nunca dejaron que el formato los separara; en cambio, unieron lo antiguo con lo nuevo, creando un camino hacia la imaginación que llevaría a todos a un futuro de lectura compartida.

FIN.

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