La Chica del Color Mágico



Había una vez una chica llamada Ayelén, a quien le encantaba el color amarillo. Desde pequeña, siempre se sentía alegre y llena de energía cuando veía algo amarillo.

Su habitación estaba decorada con cortinas amarillas, cojines amarillos y hasta tenía un escritorio pintado de ese color. Un día, mientras caminaba por el parque, Ayelén encontró un libro mágico en el suelo. Lo recogió y al abrirlo, apareció un hada muy especial.

El hada le dijo a Ayelén que había sido elegida para realizar una misión importante en la Tierra Amarilla. La Tierra Amarilla era un lugar mágico donde todo era del color que más te gustase.

Cada persona tenía su propio mundo lleno de colores favoritos. Pero últimamente, la Tierra Amarilla había perdido su brillo debido a un hechizo malvado lanzado por la Bruja Gris.

El hada explicó que Ayelén debía encontrar los tres objetos mágicos escondidos en diferentes lugares de la Tierra Amarilla para romper el hechizo y devolverle su esplendor al mundo. Ayelén aceptó emocionada el desafío y comenzó su viaje hacia la primera ubicación: El Bosque Encantado Verde. En este bosque vivían criaturas mágicas como duendes y hadas verdes.

Pero debido al hechizo de la Bruja Gris, todo se había vuelto grisáceo y triste. Al llegar al bosque, Ayelén se encontró con un duende llamado Lautaro que estaba atrapado en una jaula gris.

Con su ingenio y valentía, Ayelén logró liberar a Lautaro y él le dio un objeto mágico: una varita dorada que podía convertir todo lo gris en amarillo. Con la varita en mano, Ayelén se dirigió al siguiente lugar: la Montaña Nevada Azul.

En esta montaña vivían los pingüinos azules más felices del mundo. Pero debido al hechizo de la Bruja Gris, todo el hielo se había vuelto gris y los pingüinos estaban tristes.

Ayelén conoció a Pinguinoleta, una pequeña pingüina azul que estaba muy triste porque no podía deslizarse por el hielo como antes. Ayelén usó su varita mágica para convertir el hielo gris en hielo amarillo brillante.

¡La alegría volvió a los pingüinos! Pinguinoleta le entregó a Ayelén un objeto mágico: unos anteojos amarillos que permitían ver las cosas ocultas en la Tierra Amarilla. Llena de determinación, Ayelén fue hacia el último lugar: El Desierto Encantado Rojo. En este desierto vivían cactus rojos gigantes y serpientes rojas venenosas.

Pero debido al hechizo de la Bruja Gris, todo se había vuelto oscuro y apagado. Ayelén encontró a Cactilio, un cactus rojo marchito por falta de sol.

Usando sus anteojos amarillos, vio un rayo de sol escondido detrás de una nube grisácea y lo liberó usando su varita mágica. El desierto se volvió brillante y Cactilio le entregó a Ayelén el último objeto mágico: una llave dorada que abriría la puerta hacia la Bruja Gris.

Con los tres objetos mágicos en su poder, Ayelén se dirigió al castillo de la Bruja Gris. Allí, enfrentó varios desafíos y obstáculos antes de llegar a ella.

Pero con su determinación y amor por el color amarillo, logró romper el hechizo utilizando los objetos mágicos. La Tierra Amarilla volvió a ser un lugar lleno de colores vibrantes y cada persona pudo disfrutar de su color favorito nuevamente.

Ayelén fue aclamada como una heroína y todos le agradecieron por devolverles la alegría. Desde ese día, Ayelén siguió llevando consigo el amor por el color amarillo y compartiendo su historia con todos aquellos que necesitaban un poco más de alegría en sus vidas.

Y así, su pasión por el amarillo iluminaba cada rincón del mundo.

FIN.

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