La chica fantasma de la biblioteca



En un pequeño pueblo llamado Villa Letrín, había una biblioteca antigua, llena de libros polvorientos y estanterías que parecían hablar. La gente decía que, durante las noches, un espíritu viajero habitaba entre sus páginas. Ella era conocida como la chica fantasma de la biblioteca. Nadie sabía quién era, ni cómo llegó allí, pero los rumores decían que la chica era una gran amante de los libros y la lectura.

Un día, una curiosa niña llamada Sofía, con un gran amor por las historias, decidió aventurarse a la biblioteca después de escuchar las historias de los pobladores.

- “¿Hola? ¿Hay alguien aquí? ” - preguntó Sofía con un tono tímido mientras entraba.

Apenas entró, un murmullo de páginas se escuchó. Sofía se sorprendió, pero su amor por las historias la llevó a seguir explorando. Mientras caminaba entre estanterías y libros, vio una sombra color blanco cerca de un viejo libro.

- “¿Quién eres? ” - preguntó Sofía, sintiendo una mezcla de miedo y curiosidad.

- “Soy Valeria, la chica fantasma de la biblioteca. Me encanta este lugar, pero los niños sólo vienen por la tarde y antes de irse siempre olvidan un libro detrás.” - la chica fantasma le sonrió, mostrando una expresión amable.

Sofía, intrigada, se acercó atenta.

- “¿Y qué haces aquí, Valeria? ” - inquirió Sofía.

- “Busco amigas que me ayuden a cuidar de los libros. Cada vez que alguien se lleva uno sin devolverlo, un pedacito de mi corazón se queda atrapado dentro de él. Necesito ayuda para que más chicos lean y regresen los libros.” - explicó Valeria.

Sofía sintió una punzada de tristeza por la chica fantasma y decidió que haría algo al respecto. Al día siguiente, fue a la escuela y les habló a sus amigos sobre Valeria y la biblioteca.

- “Chicos, ¡debemos ayudar a Valeria! Todos amamos leer, pero también tenemos que regresar los libros.” - les dijo Sofía con entusiasmo.

Los amigos de Sofía, emocionados por la idea, decidieron organizar un club de lectura. Al ver la motivación de Sofía y sus amigos, Valeria comenzó a guiarlos en cada encuentro.

Los encuentros se llenaban de risas y sueños. Valeria emergía de su mundo fantasmal para compartir historias, narrar cuentos e incluso inventar nuevas aventuras en las que los niños se convertían en héroes.

Sin embargo, una noche, mientras practicaban para una presentación de cuentos en la biblioteca, notaron que varios libros no regresaban. La mirada de Valeria se tornó triste.

- “¿Por qué sucede esto? ¡¿Por qué no están volviendo los libros? ! ” - exclamó Valeria con desilusión.

Sofía se percató que uno de los chicos del grupo se reía al ver cómo sus amigos se preocupaban. Rápidamente entendieron que había estudiantes que no valoraban los libros.

Decididos a cambiar esta situación, Sofía y sus amigos idearon un plan. Invitarían a toda la escuela a una fiesta de cuentos en la biblioteca, prometiendo una tarde llena de juegos y diversión, siempre que cada niño trajera un libro para compartir y, lo más importante, regresara un libro que ya había llevado a casa.

Durante la fiesta, las pequeñas historias tomaron vida. Todos leían en voz alta, se reían y Valeria sonreía desde su rincón.

- “¡Esto es maravilloso! Gracias, chicos, por ayudarme a recuperar mi hogar” - dijo Valeria, sus ojos brillaban como estrellas.

Así, con el tiempo, la biblioteca se convirtió en el lugar favorito de todos. Los libros regresaban y Valeria siempre estaba presente, recordando a cada niño lo importante que era cuidar de las historias.

Sofía se dio cuenta de que, a veces, la magia no se trataba de un vestido blanco o de volar por los cielos, sino de mantener viva la pasión por la lectura y las amistades. Valeria no solo era una chica fantasma, era un faro donde las palabras se volvían eternas.

Así, cada vez que alguien leía un libro en Villa Letrín, Valeria seguía viva, y Sofía con su grupo de amigos aseguraron que los libros siempre tuvieran un hogar.

Y así, la chica fantasma de la biblioteca nunca estuvo más sola.

FIN.

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