La Chinita y el árbol de las hojas doradas
Había una vez una chinita llamada Lía que vivía en un hermoso bosque. Lía era muy curiosa y siempre deseaba explorar. Un día, mientras paseaba por el bosque, vio un árbol altísimo con hojas doradas que brillaban al sol.
"- ¡Qué hermoso árbol!", exclamó Lía, mirando las hojas desde abajo.
De repente, sintió un gran anhelo de probar una de esas hojas doradas. Se acercó al tronco y comenzó a buscar un lugar para trepar.
"- ¡Oh! ¿Cómo voy a alcanzar esas hojas tan altas?", se lamentó. Lía no era muy buena escalando, pero no estaba dispuesta a rendirse.
Mientras pensaba en cómo subir, un colorido pájaro se posó junto a ella.
"- Hola, pequeña chinita. Soy Pi, el loro. ¿Qué haces aquí mirando tan alto?", preguntó el ave.
"- Quiero probar una de esas hojas doradas, pero son demasiado altas para mí", respondió Lía, con un suspiro.
"- ¡No te preocupes! Puedo ayudarte a alcanzar esas hojas. Solo necesitas un poco de valentía y creatividad", dijo Pi emocionado.
Lía sonrió al escuchar la propuesta del loro. "- ¿Cómo podríamos hacerlo?"
Pi pensó un momento y luego dijo: "- Tal vez podrías usar algo de cuerda para hacer un arnés. Así podrías trepar con un poco de ayuda. Vamos, ¡busquemos la cuerda!".
Lía asintió y juntos buscaron por el bosque hasta que encontraron una cuerda entrelazada con muchas hojas.
"- ¡Es perfecta!", dijo Lía, entusiasmada. Juntos, hicieron un arnés que la ayudó a escalar el tronco del árbol. Con cada movimiento, Lía sentía que estaba subiendo más alto.
"- ¡Ya casi llegamos!", le gritaba Pi desde abajo. "- Solo un poco más, ¡no te rindas!"
Finalmente, cuando Lía alcanzó una de las ramas más bajas con hojas doradas, se emocionó. "- ¡Lo logré! ¡Mirá, Pi!" grito mientras tomaba una hoja.
"- ¡Eso es, Lía! ¡Sos una verdadera aventurera! Ahora, probá esa hoja", le dijo Pi, observando a su amiga con orgullo.
Lía probó la hoja y se sorprendió. "- ¡Es deliciosa! Es como una mezcla de manzana y miel. ¡Qué rica!"
Disfrutando de su descubrimiento, Lía miró hacia el bosque desde lo alto. "- ¡Es tan bello desde aquí arriba! Nunca hubiera imaginado que escalar sería tan divertido."
Pero de repente, el viento empezó a soplar más fuerte. "- ¡Oh no! ¿Y si me caigo?", exclamó Lía, asustada.
Pi se acercó volando, con una voz calmada. "- No te preocupes, Lía. Recuerda el arnés y cómo llegaste hasta aquí. Solo ten cuidado y sé valiente."
Lía respiró hondo y se esforzó por recordar lo que había aprendido. Con cuidado, comenzó a descender.
"- ¡Eso es! Más despacio, Lía, ¡lo estás haciendo genial!", alentaba Pi mientras ella bajaba.
Después de lo que pareció una eternidad, Lía finalmente llegó al suelo sana y salva, con una gran sonrisa en su rostro.
"- Gracias, Pi. Si no hubiera sido por vos, no lo hubiera logrado. ¡Eres el mejor amigo del mundo!"
"- Juntos podemos lograr grandes cosas, Lía. Siempre que tengas una meta y amigos a tu lado, no hay nada que no puedas alcanzar," dijo Pi, dándole un pequeño abrazo con su ala.
Desde ese día, Lía siguió explorando y trepando a nuevos árboles, siempre con Pi a su lado. Aprendió que a veces las cosas difíciles se vuelven posibles con un poco de ayuda y mucha determinación. Y, sobre todo, que lo importante no es solo alcanzar las hojas doradas, sino el viaje y las amistades que hacemos en el camino.
FIN.