La chispa perdida


Había una vez un pequeño dragón llamado Pancho, que vivía en un bosque encantado rodeado de amigos y aventuras. Pancho era especial porque tenía la habilidad de lanzar fuego por su boca, algo que le fascinaba y disfrutaba mucho.

Un día soleado, Pancho decidió practicar su habilidad favorita: el tiro al blanco con su fuego. Se paró frente a un árbol y concentró toda su energía para lanzar una llamarada.

Pero para su sorpresa, no salió ni una chispa de fuego de su boca. El pequeño dragón se quedó perplejo y triste. "¿Qué ha pasado?", se preguntó Pancho mientras miraba con tristeza sus manos vacías-. "Mi fuego se ha apagado".

Pancho no sabía qué hacer. Sentía que había perdido parte de sí mismo sin poder lanzar fuego. Decidió ir a buscar ayuda a sus amigos del bosque encantado: el búho sabio, la ardilla traviesa y el conejito saltarín.

El búho sabio escuchó atentamente el problema de Pancho y reflexionó durante unos minutos antes de darle una solución:"Querido Pancho", dijo el búho sabio con voz calmada-, "tu fuego no se ha apagado por completo, solo necesita ser avivado nuevamente".

Pancho asintió con esperanza mientras la ardilla traviesa añadió:"¡Claro! Lo que necesitas es encontrar algo muy especial para alimentar tu fuego". El conejito saltarín sugirió explorar lugares nuevos en busca del ingrediente mágico que reavivaría el fuego de Pancho.

Juntos, los cuatro amigos se embarcaron en una emocionante búsqueda por el bosque encantado. Recorrieron ríos y montañas, exploraron cuevas y arbustos, pero no encontraron nada que pudiera ayudar a Pancho.

Estaban a punto de rendirse cuando escucharon un rumor sobre una antigua cueva escondida en lo más profundo del bosque. Llenos de emoción, los amigos llegaron a la cueva y descubrieron un tesoro brillante: una piedra resplandeciente conocida como "La Chispa del Dragón".

El búho sabio explicó que esa piedra tenía el poder de avivar cualquier fuego. Pancho tomó la piedra en sus manos con cuidado y sintió cómo su energía comenzaba a fluir nuevamente.

Con entusiasmo, regresó al árbol donde había perdido su fuego y lanzó una llamarada tan grande y brillante como nunca antes había visto. "¡Lo logré!", exclamó Pancho lleno de alegría-. "Mi fuego ha vuelto gracias a La Chispa del Dragón". Los amigos celebraron el triunfo de Pancho con risas y abrazos.

Desde ese día, el pequeño dragón aprendió la importancia de valorar lo que tenía y perseverar en busca de soluciones para superar cualquier obstáculo.

Y así, Pancho continuó viviendo grandes aventuras junto a sus amigos del bosque encantado, siempre recordando que aunque las llamas puedan apagarse temporalmente, siempre hay una chispa dentro de cada uno listo para brillar nuevamente.

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