La chocolatada de papá



Había una vez una pequeña niña llamada Sofía, que vivía en una casita acogedora con su papá. Papá era una persona muy especial, siempre estaba presente en la vida de Sofía, listo para ayudarla y hacerla feliz.

Aunque parecía un poco cansado a veces, nunca dejaba de sonreír y de estar allí para su hija. Papá era simpático, divertido y el mejor amigo de Sofía. Todos los días, al atardecer, Papá y Sofía tenían su momento especial: la chocolatada.

Papá preparaba el delicioso chocolate caliente con malvaviscos, mientras Sofía contaba emocionada las aventuras del día. Siempre se reían juntos y compartían momentos inolvidables.

Una tarde, mientras disfrutaban de su chocolatada, Sofía le preguntó a Papá: "¿Por qué siempre estás cansado, Papá?". Papá le sonrió y le dijo: "Bueno, a veces el trabajo me deja un poco agotado, pero cuando llego a casa y comparto estos momentos contigo, se me olvida todo el cansancio".

Sofía se sintió muy orgullosa de su papá y decidió hacer algo especial para él. Al día siguiente, le preparó una sorpresa a Papá: le dibujó un gran cartel que decía "¡Eres el mejor papá del mundo!".

Cuando Papá llegó a casa y vio la sorpresa de Sofía, sus ojos brillaron de emoción. Esa noche, durante la chocolatada, Papá le dijo a Sofía: "Gracias por hacerme sentir tan feliz, eres mi mayor tesoro".

Desde ese día, Papá y Sofía siguieron disfrutando de sus chocolatadas, llenas de amor, risas y complicidad, sabiendo que juntos podían superar cualquier cansancio. Y así, cada día, Papá demostraba que el amor y la dedicación siempre valen la pena.

FIN.

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