La Cigarra Perdida y el Bisque Mágico



En un hermoso día de verano, en el claro de un bosque lleno de colores y sonidos, vivía una alegra cigarra llamada Lina. Lina pasaba sus días creando melodías dulces mientras disfrutaba de la vida al máximo. Sin embargo, lo que más le gustaba del mundo era el bisque, una sopa especial que las criaturas del bosque preparaban con amor y cuidando cada ingrediente.

Un día, mientras todos en el bosque estaban ocupados preparando el gran festival de la sopa, Lina voló hacia un rincón del bosque donde el aroma del bisque era irresistible. "¡Qué delicioso se ve!" - exclamó emocionada al ver una olla burbujeante, repleta de verduras coloridas, hierbas frescas y nuestras especias mágicas.

Lina se acercó a la olla y, al intentar probar, se distrajo con una melodía que la llevó a seguir su canto. "Solo un ratito y luego vuelvo a probar esa riquísima sopa" - pensó. Pero al alejarse, la cigarra no se dio cuenta de cuánto tiempo pasó persiguiendo la música.

De repente, notó que ya no reconocía el camino de vuelta. "Ay, ¿dónde estoy?" - se preguntó, asustada. "¡No puedo perderme el bisque!" - gritó alarmada.

Mientras intentaba encontrar su camino, se encontró con una tortuga llamada Tino. "Hola, pequeña," - dijo Tino con su voz tranquila. "¿Por qué pareces tan preocupada?"

"¡Estoy perdida y me muero por probar ese bisque!" - respondió Lina.

"No te preocupes, yo te ayudaré a encontrar el camino de vuelta. Pero primero, ¿te gustaría compartir un momento de tranquilidad? A veces, parar y escuchar nos ayuda a encontrar respuestas" - sugirió Tino.

Lina dudó un momento, pero entonces decidió hacerle caso. Se sentó junto a Tino y cerró los ojos, dejando que la brisa suave la acariciara. Pronto, comenzó a escuchar el sonido del bosque: el murmullo del río, el susurro de las hojas.

"¿Sabes, Tino?" - dijo Lina, cuando abrió los ojos nuevamente. "Siempre ando corriendo detrás de melodías, pero nunca me detengo a escuchar lo que me rodea. Quizás eso es lo que me trajo aquí".

La tortuga asintió. "A veces, cuando buscamos algo, es en el momento de dejar de buscar que lo encontramos. Vamos, caminemos lentito y con calma; el bosque es un lugar lleno de sorpresas".

Y así, los dos comenzaron su travesía. Pasaron por un arroyo brillante, donde conocieron a un pez que los guió hacia un campo de flores iluminadas por la luz del sol. Lina se maravilló con los colores y los aromas.

"¡Es hermoso aquí!" - exclamó. "Pero todavía quiero el bisque."

Siguieron caminando hasta llegar a un árbol gigante, donde conocieron a una sabia lechuza llamada Lúa. "¿Qué les trae por aquí, pequeños?" - preguntó Lúa.

"Estamos buscando el bisque!" - respondió Lina, un poco decepcionada.

"Ah, pero el bisque no está lejos. En realidad, está en tu corazón, en cada melodía que creas" - dijo Lúa sencillamente.

Lina frunció el ceño. "¿Cómo puede estar en mí?"

"Cada vez que cantas, las criaturas del bosque sienten alegría. Eso es el verdadero bisque, una receta de amistad y felicidad. Pero, además, la sopa está en un banquete, no se sirve en soledad" - explicó la lechuza con paciencia.

De repente, Lina comprendió. "¡Tienes razón! Juntar a mis amigos y compartir con ellos es lo más importante. ¡Voy a hacer música para que todos vengan a celebrar juntos!" - gritó emocionada.

Lina voló alto y comenzó a crear una melodía, seguida por Tino y la lechuza. Pronto, animales de todas partes comenzaron a unirse, bailando y cantando. Con cada nota, las criaturas se animaban más. La música llenó el aire, y, al final, cuando todos se reunieron, se estableció un gran banquete de bisque.

"¡Venid, criaturas del bosque!" - anunció Lina, feliz. "Hoy celebramos juntos la alegría del bisque y la amistad. ¡Que comience la fiesta!"

La puerta del bosque se llenó de risas, colores y sabores mientras todos disfrutaban de un mágico bisque preparados con los ingredientes del amor y la unión. Lina, aunque había estado perdida, se dio cuenta de que el verdadero viaje fue aprender a detenerse y escuchar lo que el mundo tenía para ofrecer. Y así, del canto de una cigarra, nació la verdadera magia del bisque.

Y desde ese día, Lina nunca volvió a perderse, porque siempre llevaba consigo el abrazo cálido de la amistad.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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