La Ciudad de los Amigos



En un país lejano, había una pequeña ciudad llamada Amigópolis, donde todos se conocían y se ayudaban entre sí. Sin embargo, había un pequeño secreto oscuro que vivía en su centro: el gobierno local estaba formado solo por amigos y familiares de un grupo selecto de personas.

Un día, una niña llamada Lila llegó a la ciudad. Era curiosa y soñadora. Quería hacer algo especial por su nueva casa. Al enterarse que el gobierno estaba buscando nuevas ideas para mejorar la ciudad, decidió presentarse.

"¡Hola! Soy Lila y tengo una idea genial para un parque infante, un lugar de juegos para todos los chicos y chicas de Amigópolis!"

Pero al llegar al ayuntamiento, se encontró con un grupo de adultos que parecían muy ocupados. El alcalde, Don Amigo, sólo tenía ojos para sus antiguos amigos.

"¿Y tú quién sos?"

"Soy Lila... Vengo a presentar mi idea..."

Pero el alcalde, desinteresado, respondió:

"Estamos muy ocupados aquí, no tenemos tiempo para ideas de extraños. ¡Quizá con unos amiguitos tu idea sería mejor recibida!"

Lila se sintió desanimada, pero no quería rendirse. Decidió hablar con otros niños de la ciudad para ver si querían ayudarla a presentar su idea. Todos estaban emocionados, pero aún sentían que el alcalde no los escucharía.

"¡Vamos a hacer una presentación que nadie pueda ignorar!" dijo su amigo Tomás.

Juntos idearon un plan. Hicieron carteles coloridos, dibujaron mapas y ensayaron una gran exposición. Al siguiente día, se presentaron frente al ayuntamiento con toda su creatividad y alegría.

Sin embargo, Don Amigo estaba ocupándose de una reunión muy importante con otros amigos del café.

"Esto no es para ustedes, chicos. Vuelvan cuando tengan un amigo en el gobierno."

Frustrados, Lila y sus amigos se toparon con un viejo árbol en la plaza de la ciudad.

"¡Deberíamos pedirle ayuda!" dijo Mati.

"¿A un árbol?" preguntó Lila, sorprendida.

"Sí, los árboles siempre escuchan. Quizá nos dé una idea…"

Así que se sentaron, y mientras lo hacían, a su alrededor el viento empezó a susurrar.

"Esfuércense, niños. La perseverancia es clave. ¡Cualquier cosa puede cambiar!"

Lila sintió una chispa dentro de ella. Juntos, hicieron un nuevo plan. Decidieron invitar a los padres de sus amigos a participar.

"¡Haremos una gran presentación y todos están invitados!" anunció Lila.

"Sí, ¡todo Amigópolis deberá conocer nuestra idea!" respondió Anya emocionada.

El día de la presentación, los adultos llegaron por curiosidad. Lila estaba muy nerviosa, pero mantuvo su valentía.

"Queremos que todos los niños y niñas tengan un lugar para jugar y soñar..." comenzó Lila con su voz temblorosa.

Los adultos no podían dejar de escuchar, y poco a poco, su interés creció. Se unieron a la presentación.

"Es una gran idea. ¡Tienen razón!" exclamó un padre.

Finalmente, Don Amigo no pudo ignorarlos más.

"Este proyecto es maravilloso. Deberíamos implementarlo, ¿no es así?"

Los vecinos aplaudieron mientras Lila sonreía, y entre risas y un poco de magia, la pequeña idea de un parque se hacía cada vez más real. El comité del parque fue elegido por votación, no por amigos.

El entusiasmo en Amigópolis creció y las pupilas de los niños brillaron.

"Hicimos un gran trabajo. ¡Gracias a todos!" dijo Lila.

Con el tiempo, el parque se construyó, todos podían jugar y participar, sin importar cuán conocidos eran. Amigópolis había aprendido una gran lección:

"¡No se trata de con quién sabes, sino de lo que eres capaz!"

Y así, la ciudad de los amigos se transformó. Ya no había más favoritismo, el parque seguía creciendo y prosperando, y todos vivieron felices con el recuerdo de aquella niña valiente que cambió su mundo.

Y colorín colorado, este cuento se ha terminado.

FIN.

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