La ciudad de los monstruos trabajadores



Había una vez en el tranquilo barrio de Monstruópolis, donde vivían Mike Wasoski y Sully, dos amigos inseparables.

Un día, decidieron hacer algo diferente y visitar los trabajos de sus vecinos para conocer más sobre lo que hacían cada día. Primero fueron a la casa de Celia, la simpática serpiente de un solo ojo que trabajaba en una fábrica de pelucas.

Al entrar, vieron cómo Celia tejía con destreza cada hebra de pelo para crear las pelucas más hermosas que se habían visto. "¡Hola Celia! ¡Qué impresionante es tu trabajo!", exclamó Mike asombrado. "Gracias chicos. Me encanta poder ayudar a que todos luzcan su mejor versión", respondió Celia con una sonrisa.

Luego se dirigieron al taller de Randall, el camaleón malhumorado que era mecánico de autos. Al llegar, encontraron a Randall reparando un motor con mucha concentración. "¡Hey Randall! ¿Cómo va todo por aquí?", preguntó Sully curioso. "No tan mal como pensaba...

gracias por venir", respondió Randall con timidez. Después visitaron a Boo, la dulce niña humana que había llegado al mundo de los monstruos por accidente y ahora trabajaba en una tienda de juguetes.

Al verlos entrar, Boo saltó emocionada detrás del mostrador. "¡Mike y Sully! ¡Qué sorpresa verlos por aquí!" exclamó Boo mientras les mostraba los últimos juguetes en oferta. "¡Wow Boo! Tus juguetes son increíbles", dijo Mike admirando cada detalle.

Finalmente, decidieron ir al laboratorio del profesor Hardscrabble, la temida decana de la Universidad Monstruosa donde solían estudiar. Al llegar, vieron al profesor creando nuevas fórmulas para mejorar la energía sustentable en la ciudad. "Buenos días profesor Hardscrabble.

¿En qué estás trabajando hoy?", preguntó Sully con respeto. "Saludos chicos. Estoy investigando formas más eficientes de energía para cuidar nuestro planeta", explicó el profesor con seriedad.

Al terminar su recorrido por los diferentes trabajos de sus vecinos, Mike y Sully regresaron a su casa reflexionando sobre lo aprendido durante el día. "Fue genial conocer más sobre lo que hacen nuestros amigos", comentó Sully satisfecho.

"Sí, es increíble ver cómo cada uno aporta su granito de arena para hacer del barrio un lugar mejor", agregó Mike sonriente. Desde ese día, valoraron aún más la diversidad de talentos y habilidades en su comunidad y se sintieron inspirados a seguir trabajando juntos para construir un futuro brillante para todos en Monstruópolis.

Y así fue como Mike Wasoski y Sully descubrieron que cada trabajo es importante y merece ser reconocido.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!