La clase inclusiva de Mariano


ayudar a otros niños con discapacidades a disfrutar del deporte. Desde pequeño, Mariano se había sentido desplazado en los juegos y actividades físicas que se realizaban en la escuela, pero nunca perdió su pasión por el deporte.

Un día, mientras estaba sentado en el recreo viendo cómo sus compañeros jugaban al fútbol sin poder unirse a ellos, Mariano tuvo una idea brillante: si él no podía jugar ahora, entonces iba a estudiar para convertirse en profesor de educación física y enseñarles a los demás lo importante que era incluir a todos en los juegos.

A partir de ese momento, Mariano comenzó a enfocarse más en sus estudios y entrenamiento físico para alcanzar su sueño.

A veces encontraba obstáculos y algunos días se sentía desanimado cuando pensaba en todas las cosas que no podía hacer debido a su discapacidad. Pero siempre recordaba su objetivo final: ayudar a otros niños como él. Finalmente llegó el día de graduación de Mariano.

Después de recibir su diploma con honores, se acercó al micrófono para dar un discurso inspirador:"Quiero dar las gracias primero que todo mi familia por haberme apoyado desde el principio. También quiero dar las gracias a mis amigos y profesores por haberme ayudado durante estos años difíciles.

""Pero sobre todo quiero decirles algo muy importante hoy: no importa qué limitaciones tengamos o qué dificultades enfrentemos - siempre podemos encontrar una manera de superarlas si seguimos nuestros sueños con determinación y perseverancia.

"Mariano consiguió trabajo como profesor de educación física poco después de graduarse. Ahora, cada día trabaja con niños que tienen discapacidades motrices y les enseña cómo disfrutar del deporte de una manera inclusiva.

Y aunque todavía enfrenta desafíos, Mariano sabe que su trabajo es importante y está orgulloso de lo lejos que ha llegado. "¡Vamos chicos!" gritó Mariano a sus alumnos en la cancha.

"Hoy vamos a jugar al fútbol adaptado, ¡y todos van a tener la oportunidad de participar!" Los niños se emocionaron ante la idea y comenzaron a prepararse para el juego. Todos ellos sabían que no importaba si tenían o no discapacidades - estaban allí para divertirse juntos.

Mariano sonrió mientras observaba a los niños correr por la cancha, recordando su propia lucha para llegar hasta ese momento. Pero también sabía que había valido la pena todo el esfuerzo cuando vio las sonrisas en los rostros de sus estudiantes.

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