La cochinilla curiosa y las mariquitas valientes



En un hermoso jardín lleno de flores de colores vivos y árboles frondosos, vivía una pequeña cochinilla llamada Lola. Lola era muy curiosa y siempre estaba explorando cada rincón del jardín en busca de aventuras.

Un día, mientras saltaba de hoja en hoja, se encontró con un grupo de mariquitas que estaban jugando a las escondidas. - ¡Hola! ¿Puedo jugar con ustedes? - preguntó emocionada Lola.

Las mariquitas se miraron entre ellas y una de ellas respondió: "Claro que sí, pero primero debes demostrar que eres valiente y amigable como nosotras". Entonces, propusieron a Lola un juego: tenían que encontrar juntas la flor más hermosa del jardín. Lola aceptó el desafío y juntas emprendieron la búsqueda.

Pasaron por rosales perfumados, margaritas sonrientes y girasoles gigantes. Finalmente, llegaron a un campo lleno de tulipanes multicolores donde se encontraba la flor más hermosa que jamás habían visto.

Era tan brillante que parecía estar iluminada por el sol. - ¡Qué bonita es esta flor! - exclamaron todas al unísono. De repente, escucharon un zumbido cercano y vieron acercarse a una abeja trabajadora que también admiraba la belleza de la flor.

Sin embargo, cuando intentó posarse sobre ella, las mariquitas lo impidieron. - ¡Espera! No debes pisar la flor, es importante respetarla - dijo una mariquita con voz firme. La abeja se detuvo sorprendida y les explicó que solo quería recolectar néctar para llevarlo a su colmena.

Las mariquitas entendieron su necesidad y le ofrecieron ayuda para encontrar otras flores sin dañar aquella tan especial. Así fue como Lola aprendió el valor del respeto hacia los demás seres vivos en el jardín.

Compartió risas, juegos y momentos inolvidables con sus nuevas amigas las mariquitas y la abeja trabajadora. Cada día exploraban juntas el mundo natural que los rodeaba, cuidándolo con amor y alegría.

Y desde entonces, cada vez que alguien visitaba aquel maravilloso jardín en primavera podía escuchar el suave sonido de risas infantiles mezclado con zumbidos felices; era el eco del respeto mutuo entre todos los habitantes del lugar gracias a la amistad sincera e inquebrantable entre una cochinilla curiosa y unas valientes mariquitas.

FIN.

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