La col mágica
Había una vez en un hermoso jardín, una col lombarda muy morada llamada Violeta. Ella vivía feliz entre las demás verduras y hortalizas, pero siempre se preguntaba por qué era la única con ese color tan especial.
Un día, mientras Violeta estaba pensativa, un tomate llamado Rojo se acercó a ella. Rojo era muy amigable y le encantaba conocer nuevas personas en el jardín. Decidió acercarse a Violeta para hacerle compañía.
"¡Hola, Violeta! ¿Cómo estás hoy?"- saludó entusiasmado el tomate. Violeta miró sorprendida al tomate y respondió: "Hola, Rojo. Estoy bien, pero siempre me pregunto por qué soy tan diferente a los demás".
Rojo sonrió y le dijo: "Violeta, eres especial porque tienes algo que ninguna otra verdura tiene: ¡el poder de cambiar de color!"La col lombarda quedó aún más sorprendida y curiosa.
"¿Cambiar de color? ¿De qué hablas?"El tomate explicó emocionado: "Sí, si te sumerges en diferentes líquidos con distintos niveles de pH, tu color puede cambiar. Por ejemplo, si te metes en agua con limón ácido o vinagre rojo como yo, te pondrías rosada". Violeta no podía creerlo.
Eso significaba que su color único tenía aún más posibilidades de brillar y sorprender a todos en el jardín. Desde aquel día, Violeta decidió aventurarse por el jardín en busca de charcos mágicos donde pudiera sumergirse y ver cómo su color se transformaba.
Con la ayuda de su nuevo amigo Rojo, descubrió que si se metía en jugo de remolacha, su tono morado se intensificaba aún más. Un día, mientras exploraban juntos, encontraron un charco lleno de té verde.
Empapada en ese líquido, Violeta adquirió un hermoso tono azulado. Todos los demás vegetales quedaron maravillados al verla y le preguntaron cómo lo había logrado. "¡Es increíble! Cuando me sumerjo en diferentes líquidos, mi color cambia y puedo ser aún más especial"- les explicó Violeta emocionada.
A partir de ese momento, todos los vegetales del jardín comenzaron a experimentar con distintos líquidos para cambiar sus colores.
Las zanahorias se volvieron anaranjadas con jugo de naranja y las espinacas adquirieron un verde intenso al sumergirse en licuado de manzana. El jardín se llenó de risas y alegría mientras cada verdura descubría su propio poder especial gracias a la inspiración de Violeta.
Violeta demostró que no importaba ser diferente; lo importante era abrazar nuestras cualidades únicas y compartirlas con el mundo. Todos aprendieron una valiosa lección sobre aceptación y diversidad. Y así fue como Violeta y Rojo enseñaron a todo el jardín sobre el pH y cómo cada uno podía ser especial a su manera.
Juntos crearon un lugar mágico donde todas las verduras eran valoradas por sus características únicas. Desde aquel día, el jardín nunca fue igual.
Siempre estaba lleno de colores brillantes y sonrisas radiantes, gracias a la increíble historia de Violeta, la col lombarda que cambió el mundo con su color especial. .
FIN.