La colecta solidaria



Había una vez en la hermosa ciudad de Buenos Aires, dos niños llamados Pedro y Juan. Eran amigos desde que eran muy pequeños y siempre habían sido muy afortunados, ya que sus familias eran muy ricas.

Pedro vivía en una gran mansión con jardines extensos y piscina. Juan, por su parte, vivía en un lujoso departamento con vista al río.

A pesar de tener todo lo que deseaban materialmente, ambos chicos siempre se preocuparon por aquellos que no tenían tanta suerte. Un día, mientras paseaban por el parque, Pedro y Juan se encontraron con Mateo, un niño de su escuela que venía de una familia humilde.

Mateo llevaba ropa vieja y gastada, pero siempre tenía una sonrisa en el rostro. "Hola chicos", saludó Mateo con entusiasmo. "¡Hola Mateo!", respondieron Pedro y Juan al unísono. Los tres comenzaron a jugar juntos y rápidamente se hicieron amigos inseparables.

Pedro y Juan quedaron impresionados por la actitud positiva de Mateo a pesar de las dificultades económicas por las que pasaba su familia. Un día, los tres amigos decidieron hacer algo especial para ayudar a otros niños necesitados.

Decidieron organizar una colecta para comprar útiles escolares para aquellos niños cuyas familias no podían permitirse comprarlos. Con mucho entusiasmo, Pedro invitó a todos sus amigos ricos a sumarse al proyecto solidario.

Al principio algunos dudaron si debían participar o no; sin embargo, después de escuchar la historia de amistad entre Pedro, Juan y Mateo, todos decidieron unirse a la noble causa. El día de la colecta llegó y el parque se llenó de niños y adultos que querían ayudar.

Pedro, Juan y Mateo estaban emocionados al ver cómo las donaciones comenzaban a llegar. La gente se acercaba con mochilas, cuadernos, lápices y libros para contribuir. Pero entonces, ocurrió algo inesperado. Un grupo de ladrones apareció en el parque e intentaron robar todo lo recaudado.

Los amigos sintieron miedo pero no dejaron que eso los detuviera. Pedro, usando su ingenio rápido, llamó a sus padres quienes enviaron rápidamente a los guardias de seguridad de la mansión.

Mientras tanto, Juan y Mateo idearon un plan para distraer a los ladrones hasta que llegaran los guardias. Con gran valentía y trabajo en equipo lograron mantenerlos ocupados hasta que finalmente los guardias llegaron corriendo al rescate.

Los ladrones fueron arrestados y todo volvió a la normalidad. La noticia sobre el acto heroico de Pedro, Juan y Mateo se propagó rápidamente por toda la ciudad. La gente quedó impresionada por su valentía y solidaridad hacia aquellos menos privilegiados.

Gracias al esfuerzo conjunto de todos los niños ricos del grupo de amigos, lograron recolectar suficientes útiles escolares para ayudar a cientos de niños necesitados en la ciudad. A partir de ese día, Pedro, Juan y Mateo entendieron el verdadero valor de la empatía.

Comprendieron que no importa cuántas cosas materiales tengas en tu vida, lo que realmente importa es cómo tratas a los demás y cómo ayudas a aquellos que más lo necesitan.

Y así, Pedro, Juan y Mateo se convirtieron en un ejemplo para todos los niños de la ciudad. Juntos demostraron que la empatía y la amistad pueden cambiar vidas y hacer del mundo un lugar mejor.

FIN.

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